Fractalización, psicopatología, suicidio
"En la net economy, la flexibilidad ha evolucionado hacia una forma de fractalización del trabajo. Fractalización significa fragmentación del tiempo de actividad. El trabajador ya no existe como persona. Es tan sólo un productor intercambiable de microfragmentos de semiosis recombinante que entra en el flujo continuo de la red. El capital no paga ya la disponibilidad del trabajador a ser explotado durante un período largo de tiempo, no paga ya un salario que cubra todo el campo de las necesidades económicas de una persona que trabaja. El trabajador (máquina que posee un cerebro que puede ser usado por fragmentos de tiempo) recibe un pago por su prestación puntual, ocasional, temporal. El tiempo de trabajo es fractalizado y celularizado. Las células de tiempo están en venta en la red, y las empresas pueden comprar tantas como quieran sin comprometerse en absoluto con la protección social del trabajador. El trabajo cognitivo es un océano de microscópicos fragmentos de tiempo, y la celularización es la capacidad de recombinar fragmentos de tiempo en un determinado semioproducto. El teléfono celular o móvil puede ser visto como la cadena de montaje del trabajo cognitivo.
Este es el efecto de la flexibilización y de la
fractalización del trabajo: lo que era autonomía y poder político del trabajo
se ha convertido en dependencia total del trabajo cognitivo respecto de la organización
capitalista de la red global. Este es el núcleo central de la creación del
semiocapitalismo. Lo que era rechazo del trabajo se ha convertido en
dependencia completa de las emociones y del pensamiento respecto al flujo de
información. Su consecuencia es una especie de desplome nervioso que afecta a
la mente global y provoca lo que nos hemos acostumbrado a llamar dotcom crash.
La crisis del capitalismo financiero de masas se puede ver como consecuencia
del colapso de la inversión económica del deseo social. Uso la palabra colapso
en un sentido que no es metafórico, sino más bien una descripción clínica de lo
que está sucediendo en la mente occidental. La palabra colapso describe un
auténtico hundimiento patológico del organismo psicosocial. Lo que vimos en el
período inmediatamente siguiente a los primeros signos de hundimiento
económico, en los primeros meses del nuevo siglo, es un fenómeno psicopático:
es el colapso de la mente global. Veo la depresión económica actual como un
efecto colateral de una depresión psíquica. La intensa y prolongada inversión
del deseo y de las energías mentales y libidinales en el trabajo ha producido
el ambiente psíquico ideal para un colapso que se está manifestando ahora en el
terreno de la economía con la recesión y el retroceso de la demanda, en el
terreno político en forma de agresividad militar y en el terreno cultural en
forma de una tendencia suicida de masas.
La economía de la atención se ha convertido en una cuestión
importante en los últimos años. Los trabajadores virtuales tienen cada vez
menos tiempo de atención disponible, porque están implicados en un número
creciente de tareas mentales que ocupan todo su tiempo de atención, y no tienen
tiempo para dedicar a su vida, al amor, a la ternura y al afecto. Toman Viagra
porque no tienen tiempo para los preliminares del sexo. La celularización ha
conllevado una especie de ocupación permanente del tiempo de vida. El resultado
es una psicopatologización de la relación social. Los síntomas son evidentes:
millones de cajas de psicofármacos se venden en las farmacias, la epidemia de
trastornos de la atención se extiende entre niños y adolescentes, el uso de
fármacos como el Ritalin se hace normal, y parece extenderse una epidemia de
pánico.
Una auténtica ola de comportamiento psicopatológico parece dominar la escena de los primeros años del nuevo milenio. El fenómeno del suicidio se extiende mucho más allá de los límites del fanatismo islámico. Desde el 11 de septiembre de 2001, el suicidio se ha convertido en el acto político crucial en la escena política global. El suicidio agresivo no debe verse sólo como un fenómeno de desesperación y de agresión, sino como una proclamación del fin. La ola de suicidios parece sugerir que el género humano está fuera de plazo, y que la desesperación se ha convertido en el modo predominante de pensamiento sobre el futuro.
¿Y entonces? No tengo respuestas que ofrecer. Lo que podemos
hacer es tan sólo lo que ya estamos haciendo: la autoorganización del trabajo
cognitivo es la única vía para ir más allá del presente psicopático. No creo
que el mundo pueda ser gobernado por la razón. La utopía de la Ilustración ha
fracasado. Pero pienso que la difusión del conocimiento autoorganizado puede
crear la forma social de un número infinito de mundos autónomos. El proceso de
creación de la red es tan complejo que no puede ser gobernado por la razón
humana. La mente global es demasiado compleja para ser conocida y dominada por
mentes locales subtotales. No podemos conocer, no podemos controlar, no podemos
gobernar toda la fuerza de la mente global.
Pero podemos gobernar el proceso singular de producción de un
mundo singular de vida social. Eso es hoy autonomía".
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Párrafos finales del texto ¿Qué significa hoy autonomía?, escrito por Franco Berardi (Bifo), traducido del italiano de Manuel Aguilar Hendrickson.
Disponible en http://transform.eipcp.net/transversal/1203/bifo/es.html
Lea Entrevista a Franco Berardi.
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