TEMA DE LA QUINCENA DEL 9 al 22 de JUNIO: ESTIGMA Y DISCRIMINACION EN SALUD MENTAL



Abordaremos un tema que ustedes mismos, estudiantes del Curso han relevado en su lectura del libro La Reforma Psiquiátrica de Manuel Desviat: El Estigma y la Discriminación en Salud Mental.

En esta quincena leerán los siguientes textos:

Lecturas obligatorias:

1.     Estigma hacia los trastornos mentales: características e intervenciones, de Franco Mascayano Tapia, Walter Lips Castro, Carlos Mena Poblete y Cristóbal Manchego Soza

2.     La lucha contra el estigma y la discriminación en salud mental. Una estrategia compleja basada en la información disponible, de Marcelino López, Margarita Laviana, Luis Fernández, Andrés López, Ana María Rodríguez y Almudena Aparicio.

3.     La Estigmatización y el acceso a la atención de salud en América Latina: Amenazas y  Perspectivas, de Cecilia Acuña y Mónica Bolis

Lecturas complementarias:

1.       Influencia del estigma social en la rehabilitación y reinserción social de personas esquizofrénicas, de Niurka Chang Paredes, Victoria de la Caridad Ribot Reyes y Viviana Pérez Fernández

2.       Estigma en los profesionales de salud mental, de María del Pilar Sánchez Castillo.

3.       Estigma: barrera de acceso a servicios en salud mental,  de Adalberto Campo-Arias, Heidi Celina Oviedo y Edwin Herazo

4.       Efectos de la experiencia clínica en las actitudes de estudiantes de enfermería hacia las personas con discapacidad psiquiátrica, de Lorena Parra López, Néstor Ortiz Rebolledo  y Claudia Moya Ahumada

5.       Stigma and psychiatric care in Latin America: its inclusion on the universal health coverage agenda, de Cecilia Acuña, Rafael Sepúlveda y Osvaldo Salgado.

Mas lecturas sobre Estigma y Discriminación, entrando por AQUI.

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Después de leer:


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ANOTE LAS 5 IDEAS PRINCIPALES QUE UD. HA OBTENIDO DE ESTAS LECTURAS, PARA DISCUTIRLAS EN NUESTRAS VIDEO-CONFERENCIAS (el lunes 22 de junio) 




Comentarios

  1. Estigma
    Antes de iniciar mi planteamiento, creo que la definición de estigma es muy relevante, debido al gran impacto que tiene frente a los pacientes y personas en general, el estigma como tal esta dado por un sin numero de actitudes negativas, hirientes y limitantes para ciertas personas o grupos de personas, y se perpetua por el tiempo o por los sistemas dependiendo de los conocimientos propios de dicho estigma o dicha patología.
    La patología de salud mental siempre ha estado relegada y estigmatizada socialmente desde hace muchos años, siendo claros que los avances han sido evidentes en estos últimos años, una de las circunstancias donde se evidencia esta estigmatización era la necesidad de tener los pacientes de salud mental encerrados en manicomios o asilos, pues esto aun se ve y no se si por desconocimiento, espero sea así, todavía hay personas (familiares) que prefieren que sus enfermos o pacientes estén internalizados, uno para disminuir la carga familiar de cuidados o para evitar los perjuicios propios hacia el paciente (miedo o la desconfianza que estos generan).
    Uno de los principales factores que veo en la estigmatización de los pacientes de salud mental es el desconocimiento de las patologías mentales y que a su ves en el diario vivir se dejan los síntomas disruptivos en una sola bolsa para todos los diagnósticos de salud mental por la comunidad , haciendo más visible el perjuicio hacia los mismos, estas conductas disruptivas siempre están dadas a la violencia: loco, de ahí la ignorancia de muchos en la atención de pacientes y en el cuidado de los mismo.
    Los pacientes de salud mental aparte de sufrir todas estas situaciones ya descritas deben lidiar aun con un sistema que no los acoge de la mejor forma y que presenta múltiples barreras de acceso, para no ir tan lejos, los altos costos de la atención en salud mental en lo privado y en lo publico las demoras para atención y las grandes listas de espera para continuidad de tratamiento, todo esto haciendo que cada vez estén más discriminados, descontrolados y padeciendo de su propia auto estigmatización.
    Como estrategias para esta problemática tenemos varias, pero contamos con pocos recursos, tiempo y algunas veces con la poca solidaridad de querer, las estrategias de mayor impacto siempre será la educación (sensibilización) sobre las patologías mentales y su funcionalidad, y la disminución en la percepción de peligrosidad de nuestros pacientes.
    Bibliografía
    http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-74502014000300007&lng=en&nrm=iso&tlng=es
    http://repositori.uji.es/xmlui/bitstream/handle/10234/166076/TFM_2015_S%C3%A1nchez%20CastilloM.pdf?sequence=1&isAllowed=y

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    1. Hola! lo que mencionas sobre como aún hay familias que prefieren a sus familiares enfermos internados es muy común! Aún vemos abandono familiar, situación de calle, etc, y a la hora de intervenir como equipo la familia se desentiende o simplemente abandonan al familiar en el hospital (aunque esté de alta). De ahí la importancia de apoyar a las familias; si para nosotros (o hablo por mí) no fue fácil abordar a pacientes con patología psiquiátrica, debe ser extremadamente difícil para una familia que no sabe en absoluto del tema.
      Saludos!

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    2. Michel, estoy totalmente de acuerdo contigo, la falta de educación sobre las patologías mentales a familiares es un factor primordial en los cuidados de los mismos, los familiares son los que deben sobrellevar en gran parte todas las indicaciones médicas y las descompensaciones de los mismos.
      No es menor este rol fundamental que hasta el momento se ha dejado un poco de lado, trayendo consigo más pacientes descompensados, en situación de calle como tu bien lo dices y trayendo esta nueva postura de puerta giratoria en la atención ambulatoria “los nuevos crónicos”

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    3. Edison:
      Respecto al Estigma es importante entenderlo como desencsadenante de un proceso, que lleva a la Discriminación.
      Al respecto, quiero relevar el primer párrafo del texto que citas:

      Este párrafo introductorio establece la distinción entre las tres momentos del proceso: ESTIGMA-PREJUICIO-DISCRIMINACIÓN, lo que resulta importante a la hora de intervenir.
      "Estigma, estereotipo, prejuicio y discriminación son términos ampliamente relacionados y de gran importancia en psicología social y comunitaria y, por lo tanto, para la salud mental de los colectivos. La historia ha mostrado que las personas reúnen criterios para lo que denominamos trastornos mentales han sido etiquetadas repetidamente de alguna forma como personas o ciudadanos «indeseables». Esta marca negativa es el estigma, de tal manera que todas las personas que presentan síntomas ubicados en el espectro de los trastornos mentales se clasifican sesgadamente del igual modo. Se consolida un estereotipo, una forma unificada de calificar a un grupo de personas solo por una característica particular. Si esta calificación se hace de una manera desfavorable, que lleva a los portadores a juicios, posiciones o situaciones de desprestigio o descrédito que condicionan que siempre se los considere negativamente. Esto es lo que representa un prejuicio, juzgar inequívocamente a los ciudadanos que portan ese rasgo particular. Todo lo anterior justifica la negación de los derechos de estas personas, que se materializa en comportamientos o prácticas sistemáticas de exclusión o marginación, lo que se entiende propiamente como discriminación."

      En una parte de tu comentario dices "Como estrategias para esta problemática tenemos varias, pero contamos con pocos recursos, tiempo y algunas veces con la poca solidaridad de querer, las estrategias de mayor impacto siempre será la educación (sensibilización) sobre las patologías mentales y su funcionalidad, y la disminución en la percepción de peligrosidad de nuestros pacientes."

      Leído textualmente resulta confundente, lo contrasto con este párrafo del texto de Marcelino López et als.. imprescindible de leer a la hora de referirse a la estrategias antiestigma y a la evaluación de sus resultados.

      "Hay distintas estrategias de utilidad diversa, como son la protesta, la educación y el contacto social, siendo esta última especialmente valorada como útil, junto con las intervenciones más estructurales" (López et al., 2008)

      La lucha contra el estigma y la discriminación en salud mental. Una estrategia compleja basada en la información disponible, de Marcelino López, Margarita Laviana, Luis Fernández, Andrés López, Ana María Rodríguez y Almudena Aparicio.
      http://scielo.isciii.es/pdf/neuropsiq/v28n1/v28n1a04.pdf

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  2. Considero que los textos abarcan muy bien los principales estigmas que sufren nuestros pacientes a diario. De lo leído quiero resaltar el estigma institucional y de nuestra profesión, estigma del cual reconozco que al egresar no era tan consciente que tenía.
    Concuerdo con los autores que, al menos en mi caso, la formación sobre estigma en pregrado fue prácticamente nula y experimenté lo expuesto en el estudio de estudiantes de enfermería donde se resalta que la práctica con pacientes hospitalizados (y no en su medio) perpetúan los estereotipos que uno trae. Esa concepción se reforzó al trabajar y atender pacientes psicóticos agitados en SAPU por ej (donde el paciente es visto por todo el turno como un problema “cacho”). Con el tiempo al realizar controles en CESFAM a pacientes con sus familias mi estereotipo se mueve de la etiqueta de “loco” a la visión de una persona que padece una enfermedad pero que no es “tonto”, que entiende y siente. Y es cierto que el estigma está muy presente en nuestras instituciones; era común que me llamaran al box y dijeran “doctor cuidado parece que los SENDA andan robando” (cuando en realidad buscaban al equipo PSM), o desde farmacia me preguntaron muchas veces si yo “estaba seguro de darle ESOS medicamentos al “paciente senda” (sin embargo jamás me cuestionaron una receta de insulina para un paciente diabético descompensado… ). En general el gremio considera “cacho” al paciente adicto, a “la borderline policonsultante”, etc. A pesar de lo anterior destaco que el modelo de salud familiar actual nos favorece mucho a futuro para trabajar esto.
    Otro tema abordado es el importante rol de inserción laboral permanente de los pacientes con enfermedad mental en la comunidad a fin de disminuir el estigma social. Para ello existen por ejemplo los empleos protegidos (empleo “diseñado” para pacientes psiquiátricos), empresas sociales (especialmente enfocadas a dar mayor empleabilidad a pacientes con discapacidad, siendo más productivos y mejor remunerados) y empleos con apoyo individualizado (donde se promueve la colocación del individuo en empresas ordinarias, previa preparación y apoyo individual). Cito un artículo donde se analizan estas estrategias, destacando el empleo con apoyo individualizado como aparente mejor estrategia en cuanto a la inserción laboral/social “real” del sujeto. Las otras modalidades sin bien son muy útiles en aspectos clínicos (mayor autoestima, mejor evolución) puede que no logren el objetivo principal descrito. Consideremos que, si esto sigue siendo un problema para pacientes con discapacidad física, peor panorama viven nuestros usuarios.
    Por último, en el texto de “lucha contra el estigma” se plantea la duda de si debemos ser los profesionales de salud mental quienes lideremos la lucha anti estigma. Opino que tal vez no debemos buscar el protagonismo, pero debemos ser parte activa en nuestros futuros trabajos o jefaturas; no podemos solo ser espectadores esperando que alguien asuma el liderazgo.
    Saludos!

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    1. Dejo el enlace del estudio de inserción laboral: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-33252013000200009

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    2. Uno de los puntos que resaltas y me parece a mi juicio muy importante es la inserción laboral de los pacientes con patologías de salud mental, que si bien se trata de avanzar, todavía hay muchas brechas en estos trabajos protegidos, quiero creer que las voluntades están pero la forma de interactuar de esos pacientes todavía genera un gran rechazó para empleadores que si bien quieren a veces lo encuentran como tú dices un “cacho”,
      Durante mi practica en el hospital siempre escuche a un psiquiatra que debíamos combatir el estigma de los pacientes de salud mental, él decía “locos….. Quien no está loco en este tiempo, entre más loco más pobre se es” siempre me pregunte no será igual este un estigma, o es la realidad, pero lo que he visto son pacientes de salud mental muy vulnerables y pobres en el país.

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    3. Mitchel concuerdo contigo en el no protagonismo pero sí participación activa en la lucha contra el estigma, siendo la psiquiatría parte del proceso de estigmatización, a mi modo de ver debe ser parte de revertirlo, poniendo énfasis en el empoderamiento de las personas.

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    4. Mitchel:
      Destaco la afirmación que haces cuando dices:"destaco que el modelo de salud familiar actual nos favorece mucho a futuro para trabajar esto (la discriminación resultante del estigma respecto a las personas con problemas de salud mental)".
      Eso está en línea directa con lo que señalamos en el paper "Stigma and psychiatric care in Latin America: its inclusion on the universal health coverage agenda"( en la Bibliografía complementaria para esta quincena).
      Allí afirmamos, a la hora de las Conclusiones, que ; "The adoption of resolutions regarding universal access to health and universal health coverage by PAHO and WHO member states as well as by the United Nations General Assembly provides a unique window of opportunity for us to promote the universality of psychiatric care. It can assist in our fight against the stigma that psychiatric patients currently experience in so many regions of the world. But to eliminate stigma, we need to identify and to implement specific evidence-based strategies. Changing the model of medical care, with a focus on integrating psychiatric care into the everyday practice of primary healthcare and promoting exposure of psychiatric patients to other users of health services, should be a centrepiece of those strategies."

      Traducido:
      "La adopción de resoluciones sobre el acceso universal a la salud y la cobertura universal de salud por parte de los Estados miembros de la OPS y la OMS, así como por la Asamblea General de las Naciones Unidas, nos brinda una oportunidad única para promover la universalidad de la atención psiquiátrica. Puede ayudar en nuestra lucha contra el estigma que los pacientes psiquiátricos experimentan actualmente en tantas regiones del mundo. Pero para eliminar el estigma, necesitamos identificar e implementar estrategias específicas basadas en evidencia. Cambiar el modelo de atención médica, con un enfoque en integrar la atención psiquiátrica en la práctica diaria de la atención primaria de salud y promover la exposición de los pacientes psiquiátricos a otros usuarios de los servicios de salud, debería ser una pieza central de esas estrategias".

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    5. Mitchel:
      Tu aporte al citar el texto de Franco Mascayano el al "Estrategias de inserción laboral en población con discapacidad mental: una revisión" es muy importante y quiero ampliarlo.
      Ese texto afirma, casi al final de la parted e la Discusión, que:
      "los resultados de todos los estudios revisados para el presente artículo nos permiten concluir que el enfoque de inserción laboral que ha mostrado mayor eficacia en la obtención de empleo competitivo para personas con discapacidad mental es el empleo con apoyo, específicamente el IPS ( colocación laboral individualizada con apoyo (IPS: Individualized Placement and Support)). En comparación con los demás abordajes vocacionales tradicionales (empleos protegidos y empresas sociales) el IPS permite mayores tasas de obtención de empleos, mejores remuneraciones, más horas semanales trabajadas y mayor tiempo de permanencia en el trabajo conseguido. Además, existe evidencia que demuestra los efectos positivos que la intervención IPS produce en algunos indicadores clínicos como el nivel de funcionalidad global social, la presencia de recaídas, la calidad de vida y la autoestima.Tales hallazgos resultan particularmente significativos por dos razones: 1. por la existencia de evidencia clínica de primer nivel que apoya la efectividad del enfoque IPS y 2. su aplicación en diferentes contextos socioculturales (EU, Europa y China), con resultados semejantes.

      A pesar de la evidencia reportada respecto al empleo con apoyo, particularmente el IPS, observamos que tanto su implementación como la investigación de su efectividad en Latinoamérica es prácticamente nula. Esto es válido incluso para países como la Argentina y el Brasil, que se rigen oficialmente por modelos de psiquiatría comunitaria."

      Este tema, la Inserción Lanoral de personas con enfermedad mental lo tocaremos más adelante en el curso, al hablar de Rehabilitación e Integración Socio-Comunitaria

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    6. Perfecto, me parece super bueno que se aborde y poder "copiar" o aprender de buenas experiencias que podamos ojalá implementar.

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  3. Estigma en Salud Mental:
    Entendemos estigma como “los atributos de un individuo que le generan profundo descrédito y desvaloración social” esto secundario a una discrepancia entre una identidad social virtual (norma) y una identidad social actual (realidad).
    En la población que sufre alguna enfermedad de salud mental la estigmatización se ve con mayor frecuencia, desde una perspectiva que va del propio individuo hasta la sociedad en toda su extensión, causando una deformación de la propia imagen, mermando autoestima, avergonzándose por sufrir una “etiqueta” que no eligió.
    Esta vergüenza y/o miedo se observa en la práctica clínica diaria, es infrecuente que alguien de manera espontánea diga que tiene una enfermedad mental, que requiere evaluaciones con psicólogo o psiquiatra, en ningún caso que refiera de manera espontánea hospitalizaciones de índole psiquiátrico. Quizás un esfuerzo consciente de ocultar su mayor cruz.
    ¿Cómo disminuir el peso de la etiqueta? Veo improbable la desaparición del estigma, es algo que parece estar en múltiples dimensiones y aspectos, en diferentes sociedad, en relación a múltiples características humanas. Por definición solo es necesario una separación de la característica esperada a lo real para que se pueda producir el proceso, por lo tanto creo que lo mejor es realizar un control de daños, en donde se entienda y apoye al enfermo hacia una integración social por sobre el aislamiento.
    Con la integración social como objetivo principal, se debe evaluar estrategias con mayor éxito, quizás enfocado en grupos específicos: población general mediante medios masivos de comunicación, trabajadores de la salud mediante programas de formación, red de apoyo para los pacientes con intervenciones comunitarias y sensibilización de grupos con posibilidades de inserción laboral.
    En primer lugar es necesario el apoyo de los medios de comunicación para lograr un cambio de perspectiva, dejar de utilizar la palabra esquizofrénico de manera peyorativa o con un significado muy alejado de la realidad: malo, peligroso y violento. Dejar de vender morbo y comenzar a mostrar grandes avances que se realizan con los pacientes.
    En segundo lugar, la formación biomédica debe ir acompañada por un sentido ético y moral de la profesión, en la cual prime la empatía por el prójimo y la eliminación del prejuicio que todos hemos tenido en cierto punto (causando usualmente por el punto anterior) acercarse un poco a las diferentes instancias en donde nuestros pacientes muestran “más que su diagnóstico”, personificar al enfermo.
    En tercer lugar, la intervención comunitaria específica para el paciente, para su familia y entorno son importantes para disminuir la propia estigmatización de ese grupo, desde una perspectiva de psicoeducación pero con un fuerte enfoque en manejo de crisis y situaciones inesperadas, al igual que demostrar que existe posibilidad de inserción social y familiar.
    Y por último, pero fundamental, evaluar estrategias que permitan la inserción laboral sensibilizando y alejando de sus prejuicios a aquellos que pueden contratar, quizás como política pública que traiga algún beneficio tributario con el mundo privado, quizás como programas de inserción laboral de origen central – aunque supongo que lo mejor sería a nivel comunal- manteniendo como objetivo mostrar que los “insanos” en realidad pueden ser parte de la fuerza laboral.
    La disminución del estigma hacia los “enfermos mentales” es un paso necesario para lograr un mejor éxito terapéutico, una mejor calidad de vida, un aporte social a múltiples niveles y un cambio de paradigma en donde un eje principal será la empatía y aceptación, por sobre la apatía y el aislamiento.

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    1. Referencias:
      1.- MASCAYANO TAPIA, Franco; LIPS CASTRO, Walter; MENA POBLETE, Carlos y MANCHEGO SOZA, Cristóbal. Estigma hacia los trastornos mentales: características e intervenciones. Salud Ment [online]. 2015, vol.38, n.1 [citado 2020-06-19], pp.53-58. Disponible en: . ISSN 0185-3325.
      2.- LOPEZ, Marcelino et al. La lucha contra el estigma y la discriminación en salud mental: Una estrategia compleja basada en la información disponible. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. [online]. 2008, vol.28, n.1 [citado 2020-06-20], pp.48-83. Disponible en: . ISSN 2340-2733.
      3.- Acuña C, Bolis M. La estigmatización y el acceso a la atención de salud en América Latina: Amenazas y perspectivas. París, Francia: 29º Organización Panamericana de la Salud. Organización Mundial de la Salud; 4-8 julio, 2005.
      4.- PEREZ ALVAREZ, Candela et al. Esquizofrenia en la prensa: ¿el estigma continúa?. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. [online]. 2015, vol.35, n.128 [citado 2020-06-20], pp.721-730. Disponible en: . ISSN 2340-2733. http://dx.doi.org/10.4321/S0211-57352015000400002.

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    2. Erwin me parece interesante tu reflexión, difiero en el objetivo de integración social. Yo preferiría plantear como objetivo la inclusión social, ya que la integración perpetúa la segregación.

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  4. Me parece que los textos nos llevan a un a reflexión que todos hemos hecho en algún momento, no solo durante nuestra práctica profesional.
    Pero que hoy en día nos toca más de cerca en cuanto al trabajo diario.
    No son pocas las oportunidades en las que he visto como las propias familias abandonan a sus familiares o evitan visitarlos por temor a que “ alguien los vea entrando a una institución psiquiátrica , o he tenido que solicitar a colegas una reevaluación de un paciente debido a que en los servicio de urgencia de medicina no informan en el dato de urgencia el diagnostico ni examen realizado al paciente o culpan a los “fármacos psiquiátricos “ del estado de salud del paciente, pero por supuesto no hay que generalizar.
    En esto pensaba cuando uno de los autores de los textos hablaba sobre el personal de salud, que al tener mayor conocimiento científico sobre patologías mentales que el común de la población, aun así estigmatizan y crean distancia social con estas personas, y entra en mi reflexión aquí también lo que aprendí en mi primer año de beca y que creo que esta muy arraigado en los colegas y personal de salud : la persona que sufre una patología grave parece ser definido por ella como en el ejemplo de uno de los textos : “ el es un esquizofrénico “ y no “ el tiene esquizofrenia”.
    Punto interesante para debatir y analizar la importancia de esta diferencia, que considero clave para comenzar con la psicoeducacion que se plantea en los textos , ya que entendiendo esto podríamos evitar comenzar a “ desacreditar “ a las personas “ desacreditables “, términos planteados por Goffman en uno de los textos.

    Finalmente me quedo con la idea que la estigmatización crea un círculo vicioso, en el cual es difícil de identificar un “primer causante”, por ejemplo puede ser comenzando por la persona que padece de una patología en este caso psiquiátrica , el cual bajo el autoestigma, se aísla, abandona tratamiento, con las consecuencias visibles que esto puede llevar a la sociedad , instituciones e incluso sistemas legislativos y como actúan ellos en respuesta a lo que “ ven “.

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  5. El tema de esta semana nos lleva a pensar en una palabra que muchas veces pareciera ser invisible la mayoría pero que tiene un gran peso social y llevarlo al área de salud mental le agrega un peso extra, pero de gran importancia como futuros psiquiatras.
    Yo creo que no es un tema muy lejano y como se mostraba en varios de los textos hasta los propios equipos de salud, inclusive los de salud mental, realizan estigmatización hacia los pacientes. Algo no menor ya que somos los llamados a entenderlos y reisentarlos en la sociedad.
    Es difícil imaginar la mochila que carga un paciente con diagnostico de salud mental, no basta con tener un diagnostico que forma demasiados prejuicios y que van en aumento a medida que el diagnostico se hace mas complejo. Estamos en una sociedad que cada vez se vuelve mas individualista y el apoyo familiar se aleja mas de este tipo de pacientes, especialmente en ciudades mas grandes.
    Por lo anterior, la responsabilidad que tenemos es muy grande ya que somos los encargados de tratar, pero mas importante educar a la población. En este punto quiero detenerme, porque pareciera ser que más que educar a la población en general, esa información debería ir en dirección a las personas que nos dirigen y son las encargadas de tomar decisiones y que son capaces de reformar las leyes. Un cambio en la política de recursos y de nuevos programas para esta área ayudaría en gran medida, a lo mejor no totalmente, pero a tomar el camino hacia una nueva Salud Mental y futuro mucho más auspicioso para las personas olvidadas y ocultas tras prejuicios, estereotipos y discriminaciones donde todos somos cómplices en cierto modo.
    Estoy de acuerdo, como varios de los textos explicaban, en que una de las medidas importante a reforzar es el contacto e interacción social con pacientes de salud mental de una forma igualitaria y demostrando y recalcando sus aptitudes para que puede mejorar su autoestima y se enfrenten de una manera diferente a este mundo, que hasta el momento es tan complejo para ellos.
    Esperemos que el futuro en estos temas sea prósperos para pacientes como para los equipos que están involucrados y las piedras que a veces estorban en el camino vayan desapareciendo.

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    1. Como tú dices esa mochila para los pacientes de salud mental es terrible, aparte que con las lecturas y algo que no lo había analizado a fondo es el auto estigma, que difícil debe ser vivir con un diagnostico complejo como EQZ y aparte sentirse marginado por todo y por todos. Necesitamos más políticas y sensibilización sobre este tema.

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    2. Estoy muy de acuerdo en que es necesario un cambio en la política de recursos, con mayor apoyo hacia una nueva salud mental, pero también creo que somos un muy buen recurso en la educación a la población, tanto a nuestros pacientes como a la población en general.

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    3. Luis:
      Terminas con una expresión de deseo.:"Esperemos que el futuro en estos temas sea prósperos para pacientes como para los equipos que están involucrados y las piedras que a veces estorban en el camino vayan desapareciendo".
      Nada de eso sucederá sin una fuerte, comprometida y activa alianza entre l@s usuarir@s y los trabajadores de la salud mental, en el contexto comunitario.
      El cambio es necesario, es posible, y pasa por nosotros y nuestras opciones...

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    4. Luis gracias por tus comentarios, me hace mucho sentido lo de educar a nuestros superiores o a quienes tiene el poder de generar programas, me pasaba con el programa ambulatorio de adicciones que la directora del CESFAM nunca lo quiso, se refería a "sus pacientes" de manera despectiva, además no teniamos buenas estadísticas, es de conocimiento público que la abstinencia total a largo plazo es super deficil de lograr, para nosotros que lo lográramos con un paciente era motivo de felicidad, además criticaba el ausentismo, según ella no hacíamos nada, nunca consideró todas las consultas espontáneas que haciamos cada vez que los usuarios nos necesitaban.

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    5. Respecto a lo que dices de transmitir a información a las personas que nos dirigen, las que pueden cambiar las leyes, estoy de acuerdo, pero me parece que no es excluyente respecto a poder realizar el proceso paralelamente a nivel comunitario, y especialmente con aquellos actores claves en la población: dirigentes vecinales, presidentes de juntas de vecinos, aquellos con la potencialidad de dar puestos de trabajo, etc.

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  6. Siendo el estigma un fenómeno social muy documentado y bien definido me parece fuera de toda discusión su relevancia a nivel sanitario teniendo en cuenta a la justicia como valor deseable de nuestra sociedad. Esto considerando lo mencionado en uno de los artículos respecto a una cierta “funcionalidad” del estigma, o su manifestación a nivel evolutivo (López, p. 46) que podrían dar pie a un cierto relativismo cultural. En la temática del estigma se cruzan las nociones de “educación” y “cultura”, a propósito de eso recordé una experiencia en mi internado de psiquiatría comunitaria, donde quedamos en un box del CDT del Barros Luco yo junto a un padre, una madre y su hijo esquizofrénico de unos 30 años que cursaba con una psicosis, todos inmigrantes de Perú. Les pregunté cuál creían ellos que era la causa del estado de su hijo y su madre me responde “creo que le hicieron un tabacazo” me explicaron que se era una brujería donde se echa ceniza de tabaco a un vaso de vino con lo cual la persona que lo bebe “se vuelve loco”. Una de las principales dificultades para evaluar el fenómeno del estigma a nivel concreto sería la ausencia de documentación y la dificultad en la elaboración de indicadores estadísticos que puedan medir las diferentes variables que lo determinan (López, p. 50), que como se señala (Campo-Arias, p. 64), tienen un amplio componente cultural. Es más fácil medir variables educativas, incluso en términos cuantitativos, basados en objetivos de aprendizaje, competencias adquiridas y métodos de evaluación acorde; sin embargo, lo cultural es difícilmente medible al determinar profundamente la manera de percibir el mundo siendo de alguna manera ajenos a la “reflexión” que podría inducir un instrumento de evaluación. Me enfoco en instrumentos cuantitativos ya que (creo) son los que, lamentablemente, tienen mu-cho más peso a la hora de definir la asignación de recursos. Creo que eso podría estar en la base de la baja efectividad de políticas de psicoeducación (López, p. 64), ya que entrega un marco formal difícilmente adaptable al estilo de vida de la población objetivo. Las políticas centradas en una “interacción” son las más efectivas (Mascayano, p. 55), creo que porque establecen un hábito y de alguna manera la construcción de un estilo de vida en común que es más real y concreto que la entrega de un contenido o de información, además que echa a andar otros “mecanismos” del procesamiento de información y significación a lo percibido en el contacto con una persona afectada de una enfermedad mental.

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    2. Respecto a los estereotipos asociados a la enfermedad mental (Sánchez, p.67) creo que no se alejan mucho de los asignados a la mayoría de los grupos marginalizados de nuestra sociedad, y nos acompañan desde los tiempos de la teoría de la degeneración, señalada por Desviat en su libro sobre la Reforma Psiquiátrica, sin haber sido superados y me hace pensar nuevamente en que nuestro sentido primordial como “sociedad” es la producción y el consumo sin límites. A este respecto recuerdo el trato que reciben las personas privadas de libertad en redes sociales o discusiones incluso entre gente “ilustrada” donde se llega a decir que el torturar a la gente en las cárceles sería legítima (*). Nuestra preocupación específica, sin embargo, surge a propósito de nuestra posición como profesionales de la salud interesados en una salud pública cuyo sentido sea, como dije al principio, la justicia.
      Por último quisiera referirme al rol de la educación en los profesionales de la salud como medida efectiva contra el estigma interno, definido como el que proviene del mismo sistema de salud. Creo que la hegemonía de una visión biologicista en la formación, respecto a los problemas de salud mental aumentaría el estigma, al reducir la posibilidad de un esfuerzo de “comprensión” frente a un problema psíquico. Por otro lado, creo que el otro extremo banaliza el estigma, ha-ciendo que “todos” podamos ser estigmatizados en base a alguna característica “indeseable”, centrándose solo en el malestar que producen ciertos dichos calificándolo de “estigmatización”, por ejemplo las personas de un nivel socioeconómico alto que se pronunciaron contra su “discriminación” al violar la cuarentena para ir a sus “segundas viviendas”, cuando el estigma siempre implica una discriminación estructural más que una crítica.
      (*):https://www.biobiochile.cl/noticias/espectaculos-y-tv/tv/2018/06/21/tonka-tomicic-en-la-polemica-por-comentario-sobre-tortura-a-acusados-de-asesinato.shtml

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    3. Super importante el rol sobre cómo se nos educa (estudiantes de medicina). Al menos en mi pregrado nunca vi como "materia" lo comunitario ni menos el estigma, no se si habrá alguna escuela que tenga esos objetivos en su malla, como dices es más (y cada vez más) desde lo biológico.

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    4. Daniel! Lei con mucha atencion tu comentario. Me parece leer entre lineas, y rescato, tu busqueda de valores como la justicia como objetivo ultimo a perseguir en el polo opuesto a la experiencia del estigma. Estoy muy de acuerdo en la importancia de visualizar la justicia en la frontera de este problema, más que plantearlo como una batalla o un enfrentamiento, dado que la contienda entre las asimetrias de poder, la falta de recursos y el predominio del modelo neoliberal se lo ponen bien dificil a quienes son victimas de todo tipo de estigma.

      Punto aparte, considero interesante la discusion respecto al cruce de la cultura con el fenomeno del estigma. En la experiencia que describes con la familia de origen peruano, con un hijo que padece esquizofrenia, se observa un fenomeno muy frecuente. Creo que una primera observacion posible es que esta elaboracion del problema como un "mal" que se ejecuta para enfermar al afectado es producto solamente de la desinformacion, pero la experiencia me ha mostrado que hay una actitud activa en esta construccion, directamente relacionada con elementos identitarios (en este caso de la familia). En ese sentido, me parece que como psiquiatras nuestro rol no es corregir este tipo de construcciones, sino complementarlas, acompañarlas y participar en la construccion de objetivos terapeuticos que beneficien al paciente. No creo que en tu comentario sugirieras lo contrario, pero senti la necesidad de desarrollar ese punto.
      Saludos!!

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    5. Daniel y Mitchel, concuerdo con ustedes en que es muy importante que la educación sobre el estigma en salud mental sea parte de la "malla" de las diversas carreras relacionadas.
      Creo que, al menos en el caso de las escuelas de medicina, la minoría incorpora este concepto, limitándose a estudiar las patologías mentales desde un punto de vista biológico, que termina por centrarse en aprender a buscar diagnósticos, para poder dar un tratamiento, que en general, se basa en medidas netamente farmacológicas.

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  7. Estigma, prejuicios y discriminación, conceptos interrelacionados y que están insertos en múltiples escenarios donde se asienten grupos de seres humanos que compiten por la supervivencia, el control, el establecimiento de propios intereses, por intentar homogenizar algo que es imposible de equiparar, como lo es la propia experiencia de existir y concebir la realidad ya que todos somos distintos y nadie es igual al otro; pero pese a esto también se dice y se lucha por la frase de que “todos somos iguales”, en cuanto a la garantía de derechos, de necesidad en la cobertura de cuidados y elementos básicos, pero también lo es en elementos más superiores en la pirámide de Maslow como la realización personal y espiritual, en la que ya de por sí es un espacio de contienda para que estos tres elementos busquen su espacio en las interacciones (contiendas entre grupos políticos, religiosos, étnicos, de minorías, etc), para ¿validar derechos? ¿ser escuchados? ¿separarnos?, ¿lastimarnos? O será también para ¿protegernos?.

    Creo que esto puede abrir un debate desde múltiples miradas, y podría resultar en argumentaciones extensas, pero lo que sí me lleva a cuestionarme es, ¿en cuáles circunstancias yo me he parado desde estos puestos de observación o me he resguardado en el alcázar que constituyen estas tres situaciones? O ¿en qué situaciones he estado del otro lado de la muralla y he sido observado y tratado bajo la sombra del estigma, el prejuicio y la discriminación? ¿Cómo se ha sentido el estar de cada lado? Al ir dando respuesta a esto, y desde la experiencia de otro en ambos roles, mi reflexión es a cómo, en un ambiente más concreto como lo es en el ejercicio de mi profesión, puedo actuar para no propiciar el estigma en mis usuarios y en mi gremio de especialista para así evitar situaciones de discriminación, a tener voz para denunciar cuando estas situaciones ocurran, o ser la voz de los que no logran ser escuchados, a educar para que esto mismo no suceda con el resto del personal con el que laboro ni en las familias de los usuario, y muy especialmente en ellos mismos. Para esto debo identificar y trabajar en mis prejuicios, ir descubriendo mis puntos ciegos y qué dice eso de mí mismo o de qué me estoy protegiendo cuando me escudo detrás del prejuicio. Valido y concuerdo con la mayoría, si no es que con la totalidad de las opiniones de mis colegas donde se recogen experiencias y relatos de cambios que ya se han producido en el abordaje de la salud mental y en el ejercicio de la psiquiatría, que aunque estas no se muevan en línea recta, ya vivenciamos un trato más humanizante y coherente con los principios universales de derechos humanos, pero que es una tarea inacabada y en constante actualización ya que evoluciona y se transforma según lo hace el ambiente, las sociedades y culturas, donde la educación forma parte de las herramientas más poderosas, pero donde siempre la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de mentalizar y automentalizarnos van a ser los elementos claves, que desde mi perspectiva, serán los aspectos fundamentales para que estas situaciones sean cada vez menos frecuentes, ya que el que desaparezcan, puede ser un tanto utópico, más podemos mitigar sus consecuencias y no sumarnos en su perpetuación.

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    1. Ricardo rescato enormemente tu punto de que debemos identificar y trabajar nuestros propios prejuicios para no caer en el estigma, me guardo esta frase con el fin de reflexionar sobre mis propios prejuicios.

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    2. Ricardo me quedo con que debemos ponernos en el lugar del otro, y para eso es nuestra obligación conocer, no puedo ponerme en el lugar del otro si no logro dimensionar su realidad. Debemos ampliar nuestro mundo, informarnos de diferentes realidades y culturas, para lograr entender.

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  8. El estigma es un fenómeno sumamente complejo cuyas causas y consecuencias recaen en diferentes actores, por lo cual la perspectiva desde la cual se trata implica diferencias abismales. Los artículos señalados para esta semana, son una clara muestra de ello, evidenciando el impacto de un abordaje positivista, que al ver al sujeto como objeto no puede hacer más que reproducir el estigma. Esto es lo que sucede con el texto “Estigma hacia los trastornos mentales: características e intervenciones” (Mascayano et al), donde paradójicamente se señala la teoría del etiquetamiento de Link que enfatiza el poder del lenguaje como internalizador de rótulos estigmatizantes, y es a través de este mismo que el artículo reifica a las personas en sus patologías, estableciendo los diagnósticos de salud mental como una forma de identidad de “quienes se encuentran en un estado de menor funcionalidad": el enfoque biomédico, estigmatizador, en su máxima expresión.

    A diferencia del anterior, los artículos “La estigmatización y el acceso a la Atención de salud en América Latina: Amenazas y perspectivas” (Acuña C, Bolis M) y “La lucha contra el estigma y la discriminación en salud mental: Una estrategia compleja basada en la información disponible” (López et al) ofrecen una perspectiva amplia del estigma como fenómeno multifactorial, abordándolo de forma crítica, con énfasis en el sujeto que lo padece y sus redes.

    Acuña y Bolis describen la circularidad causal entre estigma, exclusión en salud y exclusión social, que se ve potenciada por determinantes sociales, y puede ser cuantificada a través de indicadores. Me parece de especial importancia la información que estos últimos revelan respecto a las falencias de los profesionales de salud, evidenciando: la poca confianza en la confidencialidad, la creencia de un tratamiento inefectivo, el maltrato y discriminación, la percepción de poder sobre los usuarios y de baja capacidad de estos. López et al a su vez determinan que “cualquier intento de establecer una estructura comunitaria de atención en salud mental y de mejorar la situación de las personas con trastornos mentales graves, desde una óptica de recuperación y ciudadanía activa implica el esfuerzo continuado por mejorar las actitudes sociales negativas que englobamos bajo el término estigma”, siendo el contacto directo la vía más importante para cambiar actitudes y conductas. Por lo tanto, hablar de estigma desde un enfoque comunitario implica hablar de nuestro rol y nuestras prácticas, cuyo impacto repercute directamente en los derechos de las personas diagnosticadas con trastornos de salud mental y las políticas públicas asociadas a su extinción.

    A modo de reflexión de las lecturas, rescato el valor de sus enseñanzas para quienes nos estamos formando, y destaco algunas ideas que se pueden aplicar a nuestra práctica. Al recibir una solicitud de ayuda, no olvidemos lo que preocupa realmente a quien la realiza: sus problemas, dificultades, sufrimientos, expectativas, posibilidades y logros. Antes de hacer un diagnóstico: abstengámonos si no se estamos seguros porque sus repercusiones serán múltiples, y una vez hecho, reforcemos que no configura la identidad de esa persona. Al plantear tratamientos: abordemos el autoestigma y guiemos su resignificación como forma de empoderamiento, además, ajustemos los fármacos para que no hayan síntomas extrapiramidales u otros que constituyen formas de “señalar” a nuestros usuarios. Recordemos la importancia de nuestro liderazgo en la crítica y desmitificación de los prototipos de personas con enfermedad mental promulgados por los medios de comunicación, y en la eliminación de la exclusión institucional: desde hospitales exclusivamente psiquiátricos hasta dispositivos de vivienda que logran integrar, pero no son inclusivos, entre otros.

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    1. No puedo estar más de acuerdo con tu idea de nuestro rol en la desmitificación de los prototipos, esta en nosotros educar a la población, normalizando y haciendo parte del día a día a las personas con diagnósticos psiquiátricos. También esta en nosotros alcanzar el mejor desempeño profesional, con el objetivo de entregarle al paciente las mejores herramientas para que este se desenvuelva de la mejor forma posible, reduciendo de esta manera también el estigma.

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    2. Exacto depende mucho de nosotros! generalmente los médicos somos vistos como "lìderes" de los equipos (sin serlo ni merecerlo muchas veces) e instancias para sensibilizar vamos a tenerlas a diario con los equipos de trabajo, con otros colegas, o en las consultorías por ej, no quedarnos en el puro diagnóstico y medicamentos.

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    3. María José muy de acuerdo con todo lo que has escrito, creo que tambien tenemos un rol importante en escuchar más que síntomas para encasillarlo en una patología, tambien debemos escuchar sus deseos y temores en la vida en general y trabajar encarecidamente en fortalecer la identidad de la persona, lo que es sin enfermedad, sin estigma, sin prejuicios.

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    4. María José, estoy muy de acuerdo contigo especialmente en la última parte y te doy las gracias por ello. Desde la visión que un profesional pueda aportar a la experiencia vale la pena aclarar que la actitud y la posición ética personal y profesional respecto al otro, será condición fundamental para la calidad del apoyo. Pero también puede incurrirse en injusticias o en vulneración misma de derechos al promover la autonomía de las personas con discapacidad psíquica por una cuestión principialista, porque esto puede llevar a desconocer o ignorar necesidades y derechos a ser asistidos. Es necesario saber evaluar las necesidades y la demanda que se juega en los pacientes como un interlocutor con sus propios valores y limitaciones. Pienso que ellos necesitan que sepamos escucharlos pero sobre todo necesitan escuchar que hablamos de ellos con respeto, seriedad, con interés en su proyecto de vida, que creamos en ellos, que tengamos optimismo en el desarrollo de nuevas habilidades, que les supongamos capacidad para equivocarse, para frustrarse y para volver a levantarse.

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  9. El estigma es un fenómeno complejo. Tiene raíces tan profundas en la sociedad, propias de cada cultura. Contiene elementos cognitivos, afectivos y conductuales, referidos a los procesos de clasificación. Lo que es generalizado es su capacidad de desacreditar a los portadores de ciertas características que se relacionan en la conciencia social con un estereotipo negativo. En el caso de las enfermedades mentales, este estereotipo sería representado por lo peligroso y lo dañino.
    Me llama la atención como estos elementos (cognitivos, afectivos, conductuales), tan arraigados culturalmente, determinan una serie de distinciones en los estereotipos entre las diferentes enfermedades mentales. El mayor énfasis en la responsabilidad y voluntariedad o la peligrosidad y conductas bizarras que caracteriza a las adicciones y la esquizofrenia, respectivamente. Mientras que la depresión es bastante más aceptada socialmente.
    Desde mi experiencia de trabajo en APS, puedo dar fe del fenómeno de estigmatización desde los trabajadores de salud. Reconocibles y muy identificados eran todos quienes padecían de algún trastorno o hubieran presentado alguna conducta conflictiva en el pasado, sin considerar la ausencia de nuevos episodios en el presente. Se adoptaba una conducta evitativa y, en los casos en los que la evitación no surgiera efecto, altamente resolutiva: se tendía a dar una atención muy rápida, en el que el objetivo era entregar lo más pronto posible algo que cubriera las demandas del paciente. En este sentido, la mala praxis era habitual.
    Me parece complejo también luchar contra el estigma desde las instituciones y las políticas públicas, considerando la falta de alineamiento de estas con las necesidades de salud mental a nivel país. Las dificultades en el acceso a la salud mental y la escasez de recursos llevan a la cronicidad de una gran cantidad de pacientes que, en otras condiciones, con adecuada disponibilidad de especialistas (psicólogos, terapeutas ocupaciones, etc) podrían desenvolverse mejor en la comunidad, disminuyendo la desaprobación hacia ellos, demostrando que podrían lograr una funcionalidad que les permitiera mejorar sus propias condiciones de vida.
    Desde mi experiencia personal también puedo dar cuenta del estigma que se produce dentro de la propia familia al existir un integrante con un diagnóstico psiquiátrico. Se hace visible en un amplio rango: desde la no aceptación, pasando por la limitación de las potencialidades de la persona afectada (de forma automática desde que se plantea el diagnóstico, no considerando la funcionalidad adecuada previa) hasta la consideración de entender la vida de aquella persona desde el diagnóstico, tomando actitudes compasivas y paternalistas. Particularmente a mi, enfrentarme al diagnóstico psiquiátrico de un ser querido, de un día para otro, fue disruptivo. Es innegable que al menos en mi existía algún nivel de estigmatización de la que, hasta ese momento, no fui consciente. Sin saberlo me expuse a la estrategia que ha demostrado tener mayor efectividad en el manejo del estigma, y, al menos en mi caso, ha resultado ser muy favorable. Me sensibilizo mucho en muchísimos ámbitos relacionados a los pacientes de salud mental, que nunca antes si quiera me había preguntado, amplió mi visión de lo que significa tener un diagnóstico, de cómo esto cala en la seguridad personal y cómo influye, de una u otra manera, en cómo te relacionas con el mundo.

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    1. Ser testigo de cómo la persona afectada se siente inferior o desacreditada casi automáticamente al momento en que se plantea un diagnóstico implica también un constante acompañamiento. A pesar de las dificultades intensas que planteo inicialmente en mi familia, esta se convirtió en una muy buena red de apoyo, lo que ha sido fundamental para lograr la estabilidad del cuadro y la mantención de un nivel de funcionalidad muy adecuado. La lucha contra el autoestigma es día a día, y hasta ahora, sigue presente.
      Desde ahí que me parece fundamental la existencia de grupos de pacientes y familiares que hagan visible las necesidades y los derechos civiles de las personas con trastornos psiquiátricos.

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    2. Gracias Javi por compartir tu experiencia familiar, creo que es un gran aporte!

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  10. Partiré por la película sugerida por Erwin, que sin duda fue una gran motivación para el inicio de la lectura. La película “Atrapado sin salida” nos muestra un psiquiátrico similar a una prisión, con grandes muros, alambres de púa y gran seguridad y que coincide con un pensamiento que persistió a lo largo de muchos años: “los locos” al igual que los presos, eran considerados ese mal molesto que debía aislarse, mantenerse lo más lejos posible del mecanismo funcional de la sociedad. Esta película nos muestra también el poder ejercido de modo autoritario hacia las personas con patologías de salud mental, sin pensar en ellas como personas, manteniéndolos a través de medidas como la terapia electroconvulsiva y la lobotomía, lo más tranquilos y sumisos posible. Sin duda, el sentimiento final de esta película es malestar hacia la figura autoritaria de la enfermera.
    Esta película es una gran introducción hacia el tema principal de estas dos semanas: el estigma hacia los pacientes que presentan patología de salud mental.
    Me pareció interesante los temas abordados en los textos, ya que le dan sustento bibliográfico a lo que ya muchos de nosotros hemos vivido o mencionado en comentarios anteriores, son textos que ordenan y complementan las ideas generales que tenía preconcebidas sobre el tema.
    Si bien somos testigos muchas veces de las consecuencias objetivas del estigma en nuestros pacientes, como por ejemplo la privación de ciertos derechos o la exclusión social, destaco lo que trata sobre las consecuencias subjetivas, como resultado de lo que la propia persona interioriza de los estereotipos y prejuicios que sufre, lo que la lleva a autodiscriminarse, a dudar de sus capacidades, a culpabilizarse y a aislarse socialmente, con el impacto que esto pueda tener en su integración social, su autoestima, lo cual durante muchos años no era objeto de trabajo terapéutico. Este último concepto,sobre la autodiscriminación, no lo tenía internalizado y me pareció muy importante para replantearme la magnitud del problema.
    Si bien estamos aun en deuda en cuanto a las consecuencias objetivas del estigma, creo que hemos avanzado en otorgarles herramientas a los pacientes para tratar de minimizar el autoestigma. Pero claro, esto debe ser complementario. Porque si por ejemplo un paciente que padece esquizofrenia logra aprender un oficio, se sabe capaz, pero no se le abren las oportunidades para poder desempañerse en ese ámbito, quedamos en lo mismo. Aquí cobra importancia las oportunidades que como sociedad podemos bridarles en todo ámbito, lo cual según mi opinión está aun en deuda.
    Otro punto a destacar, es el estigma relacionado con las familias, el cual hasta el día de hoy cobra vital relevancia, ya que muchos familiares están constantemente solicitando internaciones en instituciones, quizás porque son mal vistos por sus vecinos, quizás porque lo toman como una “carga que no pueden llevar”, quizás por otras razones, pero el punto es, que ven en la institucionalización la “solución a su problema”.

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    1. (Continuación) Y finalmente, el estigma hacia los profesionales de salud mental, quienes más de alguna vez hemos sufrido “bromas” de nuestros amigos o compañeros. Al menos en mi generación, al que le gustaba psiquiatría era “al que no le gustaba la medicina”.
      Un buen cambio para este punto creo que sería empoderar y sensibilizar a los estudiantes de pregrado sobre el tema, fomentar el reconocimiento de las enfermedades psiquiátricas y su intervención temprana, disminuir el rechazo a la atención de estos pacientes, que muchas veces ocurre por desconocimiento. Así se podría quizás mejorar el acceso, realizarlo de manera tempranra, con intervenciones oportunas, siempre en mira de una diagnóstico precoz para una reinserción social más temprana.
      Bueno, qué hacemos entonces? Nuestro trabajo no es menor. Partamos por la educación y ser activos en fomentar la interacción y los contactos sociales, intervención “cuyos efectos a largo plazo tendrían mayor utilidad y la más indicada para cambiar no sólo los sentimientos sino también las conductas” (López M). Parece difícil pero lo primero es creer que podemos ser nosotros mismos motores de cambio.

      Referencias:
      1- López M, et al. La lucha contra el estigma y la discriminación en salud mental: Una estrategia compleja basada en la información disponible. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. [online]. 2008, vol.28, n.1 [citado 2020-06-20], pp.48-83. Disponible en: . ISSN 2340-2733.
      2- Mascayano F, Lips W, Mena C, Mancheco C. Estigma hacia los trastornos mentales: características e intervenciones. Salud Ment [online]. 2015, vol.38, n.1 [citado 2020-06-19], pp.53-58. Disponible en: . ISSN 0185-3325.
      3.- Acuña C, Bolis M. La estigmatización y el acceso a la atención de salud en América Latina: Amenazas y perspectivas. París, Francia: 29º Organización Panamericana de la Salud. Organización Mundial de la Salud; 4-8 julio, 2005.
      4.- Chang Paredes, N., Ribot Reyes, V., & Pérez Fernández, V. (2018). Influencia del estigma social en la rehabilitación y reinserción social de personas esquizofrénicas. Revista Habanera De Ciencias médicas, 17(5), 705-719. Recuperado de http://www.revhabanera.sld.cu/index.php/rhab/article/view/2415

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    2. Resueno profundamente con tu compartida, iniciando con las sensaciones, frustraciones y escalofríos que experimenté con la película, así como la importancia de ser nosotros líderes en la tarea de reforzar las potencialidades de nuestros usuarios y fomentar la no autodiscriminación, partiendo de que nuestras intervenciones son muy validadas por usuarios y familiares y que parte de nuestra tarea es dar un diagnóstico que rotule el malestar sintomático y que sin intención, traerá consigo una serie de experiencias que pueden estar a la base de situaciones de estigma, prejuicio y discriminación.

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  11. Bernardita Vergara20 de junio de 2020, 13:02

    Es muy interesante leer sobre el estigma en salud mental, ya que siempre en la práctica clínica podemos observar cómo los pacientes de salud mental sufren de una estigmatización a todo nivel, desde estigmatizarse ellos mismos, ser estigmatizados por su familia, la comunidad y los mismos profesionales de la Salud.
    Me gustó mucho leer las estrategias utilizadas para disminuir el estigma en salud mental, una de las cuales es la protesta que en cierto sentido los ayuda más que nada a no estigmatizarse a ellos mismos, y esto me hace mucho sentido, ya que para ir a protestar y dar la cara al mundo afirmando que “yo tengo una patología de salud mental y me acepto, y quiero que los demás me acepten”, es una declaración de amor propio junto a una comunidad que es igual y piensa igual a uno, que me reafirma ante un grupo humano que me acepta y a mi parecer debe disminuir bastante la auto estigmatización.
    La otra estrategia que también llamó harto mi atención de leer es la comunitaria, y creo que esta es clave en la reintegración tal como mencionan en el texto. Como anécdota debo decir que cuando comencé mis años trabajando en el Hospital de Salamanca llegó un día un grupo de becadas de psiquiatría que estaban haciendo un estudio sobre la estigmatización del personal de salud en pacientes de salud mental, una de las preguntas era si es que dejaría a mi hijo al cuidado de una persona con esquizofrenia, en ese momento mi respuesta automática fue no, consecuencia de esto me di cuenta que era parte de los estigmatizadores, lo cual me hizo pensar mucho y por varios meses, me hizo cuestionarme qué tan correcto y justo era lo que sentía y por qué me generaba pesar haber respondido esto; con los años, al ir compartiendo con pacientes con esquizofrenia, he podido crecer y superar esta estigmatización, y ahora, cuando me pregunto qué es lo que respondería en ese cuestionario, mi respuesta sería que a esta persona la trataría igual que a toda persona, según la confianza que me den es si los dejaría a cargo de mi hijo sin pensar en si tienen o no esa enfermedad. Y es por esto que me gusta la perspectiva de esta universidad, ya que creo que, en la rehabilitación y en la integración social de las personas con enfermedades de salud mental, está la clave para disminuir la vulnerabilidad de este grupo humano que se genera principalmente por la estigmatización.

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    1. Muy reveladora la pregunta que te hicieron y el vuelco que le diste después de una larga reflexión, muchas gracias por compartirla!!

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    2. Buena pregunta! me acordé de otra. En un curso de manejo de pacientes con consumo de pasta base el psiquiatra expositor abordó al principio justamente lo del estigma y cómo la sociedad en general (médicos incluídos) etiqueta y mal trata a estas personas. Entonces nos preguntó ¿Cuántos de acá fuman tabaco? y varios levantaron la mano (yo tambien fui fumador) y luego nos pidió hacer la reflexión de qué sucedería si mañana el congreso aprobase una ley que prohibe la venta y consumo de tabaco; los consumidores de cigarro se comportarían igual que un adicto a pasta base en cuanto a que gastarrían mucho dinero por ahora ser ilegal, comprar vía tráfico, pacientes en las urgencias o consultas por la abstinencia, etc. Es buena esa reflexión al poder ponerse en el lugar del otro que sufre el estigma.

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    3. El estigma, un "atributo profundamente desacreditador", como lo describe Erving Goffman, es un fenómeno que afecta a muchos grupos poblaciones de distinta índole. Grupos afectados por la discriminación a distintos y múltiples niveles. Aquí los pacientes de salud mental se ven afectados por los estereotipos y prejuicios que la sociedad les atribuye. Estos provocan que exista una forma distinta de trato al paciente de salud mental, motivado por múltiples prejuicios: el miedo a la supuesta violencia o comportamiento impredecible; "incurabilidad"; desvalorización por no considerarlos un aporte a la sociedad etc.
      Muchas veces puede resultar difícil contactar o establecer sintonía afectiva con ellos. En mi experiencia en APS, muchas veces ví escrito en fichas siglas para referirse a pacientes "problemáticos", que generalmente eran del programa de salud mental, y que condicionaban al personal de salud a tratarlos de cierta forma. Pudiendo muchas veces desestimar sus motivos de consulta, atribuir todo a la condición de salud mental, etc. Muchas veces estos pacientes requerían además más tiempo de atención, por lo que el personal rehuía atenderlos. Por otro lado, la atención institucionalizada contribuye a reforzar el estigma. Se ve al paciente como incurable, peligroso, incapaz de vivir con el resto de la población.

      Este estigma además afecta al mismo paciente. La autoestigmatizacion lleva a la desmoralización, sentimientos de minusvalía y vergüenza. Con ello aislamiento social y dificultad para solicitar ayuda, esto además podría ser un gatillante de recaídas o intentos de suicidio según el modelo de vulnerabilidad. Una estrategia que puede ayudar a disminuir el estigma internalizado, es la terapia cognitiva conductual, la cual permite disminuir las creencias negativas relacionadas a la enfermera y promover autoestima, autoeficacia y sensación de bienestar.

      También puede haber una respuesta ante el estigma, de autoafirmación o "empowerment" que depende mucho del nivel de apoyo social e institucional con que cuente el paciente. Lo que demuestra la importancia de la red de apoyo de familia y comunidad donde se encuentre inmerso el paciente (comunidades terapéuticas, grupos de pacientes y familias, cooperativas etc). En esta línea también hay que considerar los "programas de empoderamiento personal" que pueden ser desarrollados tanto por profesionales como por expacientes. Los programas de participación comunitaria pueden permitir el contacto interpersonal con personas de grupos estigmatizados, que constituye la tercera estrategia para reducir el estigma.

      Se describen estrategias de la lucha contra el estigma; protesta, educación y contacto social. Las protestas en nuestro país, y últimamente en gran parte del mundo, han cobrado gran importancia como medio para visibilizar problemáticas sociales. En relación al estigma en salud mental, estas pueden ayudar a promover leyes que favorezcan a este grupo, exponer sus necesidades y demandas, condenar actos de discriminación etc. Se describe en la literatura, que los efectos de las protestas serían transitorios, aún así, podrían tener efectos positivos.

      Es importante incluir información de salud mental desde las bases y promover la no discriminación en todos sus ámbitos. Idealmente enseñar sobre las condiciones de salud mental, que nadie está libre de tenerlas y que debemos procurar no discriminar a las personas que las padecen. Si no son parte de algún programa de formación oficial, al menos que sea parte de alguna iniciativa del equipo de salud mental de consultorios o del mismo establecimiento educacional.


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    4. Referencias:

      1. Estigma hacia los trastornos mentales: características e intervenciones, de Franco Mascayano Tapia, Walter Lips Castro, Carlos Mena Poblete y Cristóbal Manchego Soza

      2. La lucha contra el estigma y la discriminación en salud mental. Una estrategia compleja basada en la información disponible, de Marcelino López, Margarita Laviana, Luis Fernández, Andrés López, Ana María Rodríguez y Almudena Aparicio.

      3. La Estigmatización y el acceso a la atención de salud en América Latina: Amenazas y Perspectivas, de Cecilia Acuña y Mónica Bolis

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  12. Estigma y exclusión, realidad cotidiana para muchos. De lo leído destaco el concepto del sociólogo Bruce Link que postula la “teoría del etiquetamiento” para explicar la estigmatización. Los seres humanos construimos realidades a través del lenguaje, si no se nombra no existe, nosotros como psiquiatras creamos realidades al diagnosticar a las personas, nuestros diagnósticos generan estigma, tanto autoestigma, estigma familiar e institucional. Según Yang esto responde a normas socioculturales establecidas por cada comunidad, básicamente constructos conocidos por toda la comunidad, entonces tanto las personas, la comunidad y las instituciones actúan en base a estos constructos.
    Como individuo puedo sentir que algo no anda bien conmigo, puede que busque ayuda, pero una vez que se me etiqueta con un diagnóstico, esquizofrenia por ejemplo, yo me vuelvo “esquizofrénico”, pierdo mi identidad, dejo de ser “yo” + “enfermedad”, mi vida se transforma en la enfermedad, y así también es percibido por la familia, la comunidad y las instituciones.
    Las palabras le dan poder a la realidad, tengo la experiencia de conocer a una funcionaria que siempre me contaba lo feliz que era con su hijo, que a él le gustaba mucho la música y estudiar, era super buen alumno, aunque no tan sociable, todo normal, hasta que fue a un médico que le dijo que su hijo tenía asperguer, lo que destruyó su mundo, sólo lloraba, a pesar de que su hijo era el mismo, en la práctica nada había cambiado, sólo el médico construyó una nueva realidad al categorizarlo y así de manera casi automática estigmatizarlo.
    Por otro lado existe alta presencia de exclusión en salud, increíblemente de los mimos profesionales de la salud quienes en teoría “tienen los conocimientos” sobre las patologías. Vi muchas veces como en el servicio de urgencia ignoraban a las personas que consultaban por temas de salud mental, y cuando finalmente los atendían el manejo era un diazepam im y para la casa (hasta para los intentos suicidas). También como mis usuarios del programa ambulatorio de adicciones me contaban que preferían recaer que ir al servicio de urgencias cuando presentaban muchos síntomas de abstinencia, por el miedo al rechazo, al enjuiciamiento y todo lo mal que los hacían sentir ahí.
    ¿cómo podemos luchar contra esto? Básicamente protesta, educación y contacto social, todas influidas por los medios de comunicación, quienes básicamente perpetúan el estigma al informar en base a los prejuicios existentes, no creando nuevas realidades. Según un estudio realizado en España (1) donde se analizaron 497 noticias que contenían las palabra esquizofrenia, de esas 126 hacían uso metafórico d la palabra (con connotaciones negativas), y 371 literalmente como trastorno de salud mental, 143 (38.5%) trataban sobre actos delictivos, donde las personas con esquizofrenia eran víctimas en 23 (16.1%) y causante del delito en 120 (83.9%), además en 9 de los 23 casos donde se reconocían como víctimas se justificaba al agresor. Esto es un claro ejemplo de como los medios de comunicación perpetúan el estigma.
    Como futuros psiquiatras le debemos tomar la importancia que merece a lo que hacemos, que es básicamente crear realidades, y tenemos la responsabilidad de acompañar a las personas y sus familias en este nuevo camino, dentro de una sociedad que permanece hostil frente a lo diferente.
    (1) Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2015; 35 (128), 721-730. doi: 10.4321/S0211-57352015000400002

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  13. Estigma y Discriminación en Salud Mental.
    Los textos entregados fueron bastante iluminadores y contribuyen en la reflexión - acción, que se requiere para trabajar en salud mental (considero). Como menciona Ricardo y María José debemos empezar por nosotros mismos, reconocer nuestros sesgos, miedos o desconocimiento, que dan pie a los prejuicios, basales en el proceso de estigmatización.
    Trabaje durante 11 años en un Centro de Salud Familiar, donde la visión de familia ayuda bastante a entender a los usuarios dentro de un sistema , no obstante también se incurrían en estigmatizaciones, tal vez no con una “mala intención”, proceso que se replica paralelamente en la familia, el barrio, escuelas y vecinos. Para erradicar los estigmas debemos como equipos de Salud Mental, tener un rol activo, no solo en las psicoeducaciones, corregirnos como equipos, apoyar a las familias a que adquieran las herramientas que necesitan para apoyar mejor a su familiar, potenciar los recursos de nuestros propios usuarios, sin duda no es fácil moverse con tanta carga y “descredito”. Creo que los cambios deben ser intencionados desde lo micro hasta lo más macro, puedo comenzar empatizando más con esa persona, tratándola bien (humanizada) y sin duda sentirá que su forma de abordarlo, es distinta a lo que siempre suele recibir, o acostumbra. No obstante la lucha también debe darse en la comunidad y fuera del box también, encantando, enseñando, aprendiendo y modelando a la comunidad.
    Actualmente trabajo en la unidad de salud metal infanto juvenil, esto me motiva y activa para luchar y romper con estos estigmas he podido observar, como este proceso de estigmatización parte de que son pequeños, trabajo junto a mi equipo para que nuestra población atendida pueda enfrentarse con la mayor cantidad de recursos personales disponibles y también quiebre este esquema existente, nos falta desde aquí poder trabajar más a nivel comunitario, es nuestra brecha y por eso estoy aquí.

    Pamela Beltrán R.

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  14. Mascayano et al. (2015) hablan de estigma como atributos de un individuo que le generan profundo descrédito y desvaloración social sustentado en las normas socioculturales establecidas. Creo que nadie está a salvo de enfrentarse al estereotipo, prejuicio y discriminación del estigma descrito por López et al. (2008) y tememos ser apuntados de manera peyorativa. Respecto al estigma en SM desde la psiquiatría se ha intentado establecer lineamientos sobre cómo reducirlo pero a la vez se incurre en conductas que pueden tender a aumentarlo como la etiqueta diagnóstica y el uso de términos como “esquizofrénico” (López et al. 2008) en lugar de llamar a una persona por su nombre, como si el diagnóstico lo definiera por sobre su cualidad de ser humano. Por otro lado el uso de diagnósticos puede ayudar a algunos pacientes a entenderse a sí mismos y a encontrar respuestas, mientras que a otros no ya que sienten como si se les pusiera un rótulo que los marcará de por vida. Entonces vale la pena preguntarse si esta persona ¿quiere realmente ser diagnosticado?
    Pocas veces he visto que un profesional de la SM, pregunte al paciente: ¿cómo le gustaría que yo le ayude, qué espera Ud. de mí?
    Los profesionales de la SM tendemos a ser deterministas en decir que hacer, como vivir, como avanzar o como mantenerse “controlados”. A veces se les aconseja no informar inicialmente que tienen un diagnóstico para no perder un trabajo o para no “espantar” a una potencial pareja en las primeras citas. Pero ¿qué pasa si ellos quieren o sienten la necesidad de hacerlo? Además he visto en la práctica, profesionales que son selectivos en las patologías a abordar, eligiendo trastornos del ánimo que para ellos tienen mejor pronóstico bajo el presupuesto que “esos pacientes mejoran y los otros no” para no tener que lidiar con otra patología que le produce frustración al no ver la recuperación que esperarían desde su posición omnipotente. Mascayano et al. (2015) hace referencia a que son frecuentes las actitudes paternalistas o negativas en cuanto al pronóstico y las (supuestas) limitadas posibilidades de recuperación y Sánchez (2016) concluye que si suponen un mal pronóstico de la enfermedad, esto repercutirá de forma negativa en la atención, mientras que el optimismo puede influir en una actitud positiva hacia la recuperación.
    Entonces es cuando la psiquiatría comunitaria abre sentidos a la verdadera necesidad del usuario. El paciente como agente de su propia salud. Finalmente es él quien decide cómo vivir su patología. Como profesionales de SM deberíamos aportar con herramientas técnicas, acompañamiento y ayuda al empoderamiento para derribar el autoestigma que es más dañino, inseguriza y los autoexcluye. Muchos tienen más miedo a si mismos, a cometer violencia y se sienten más peligrosos para sí mismos que para los demás con temor al rechazo y a ser violentados.
    La ignorancia al respecto es transversal. Acuña y Bolis (2005) y Campo-Arias et al. (2014) mencionan que la estigmatización actúa como barrera de acceso a los servicios de salud. Lo he observado en medicina general cuando un paciente menciona que tiene una patología de SM queda reducido a ella y no se le considera la patología física por la que consulta, sometidos a horas de espera en urgencias, si requiriera hospitalización de causa traumatológica se solicita su ingreso en sala de psiquiatría y el traumatólogo es quien lo visita en esta área, si consulta con un dermatólogo u otra especialidad el primer dg diferencial será el psicosomático.
    Estrategias como la educación a la comunidad, a los profesionales de salud, de las comunicaciones, educadores, a padres y niños ayudaría a cambiar concepciones erradas y a reducir el prejuicio. Abre caminos hacia la participación ciudadana, aceptación de la diversidad, reconocer a las personas con su propio valor. La protesta y el contacto social, como el “Orgullo Loco” en Madrid ayuda a dejar atrás el secretismo al respecto, a salir del armario de la enfermedad mental: Si soy loco ¿qué? Ante todos somos personas.

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    1. Referencias:
      • Acuña C, Bolis M. La estigmatización y el acceso a la atención de salud en América Latina: Amenazas y perspectivas. París, Francia: 29º Organización Panamericana de la Salud. Organización Mundial de la Salud; 4-8 julio, 2005.
      • Campo-Arias, Adalberto, Oviedo, Heidi Celina, & Herazo, Edwin. (2014). Estigma: barrera de acceso a servicios en salud mental. Revista Colombiana de Psiquiatría, 43(3), 162-167. https://dx.doi.org/10.1016/j.rcp.2014.07.001
      • LOPEZ, Marcelino et al. La lucha contra el estigma y la discriminación en salud mental: Una estrategia compleja basada en la información disponible. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. [online]. 2008, vol.28, n.1 [citado 2020-06-20], pp.48-83. Disponible en: ISSN 2340-2733.
      • Mascayano Tapia, Franco, Lips Castro, Walter, Mena Poblete, Carlos, & Manchego Soza, Cristóbal. (2015). Estigma hacia los trastornos mentales: características e intervenciones. Salud mental, 38(1), 53-58. Recuperado en 19 de junio de 2020, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-33252015000100008&lng=es&tlng=es
      • Sánchez M. (11/10/2016). ESTIGMA EN LOS PROFESIONALES DE SALUD MENTAL. Máster Universitario en Rehabilitación Psicosocial en Salud Mental Comunitaria, 1, 42, Universitat Jaume.

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  15. Me gustaría partir el comentario de este tema con mi experiencia en el trabajo en un centro de urgencias, donde trabajan distintos estamentos de salud.
    En él no era extraño hablar de "la paciente HI" o el "paciente de salud mental" de forma peyorativa, no era extraño que estos casos fueran hacia ciertos médicos que tenían más cercanía con la salud mental y los demás se desentendían porque "no entendían mucho del tema ni les interesaba", además que los profesionales tendían a tener conductas autoritarias y verticales con pacientes agresivos.
    En una oportunidad, una paciente llega con una crisis emocional, con llanto inconsolable y manifestaciones somáticas. Un funcionario me decía "vaya y atienda rápido a la HI que me tiene enfermo" mientras realizaba un gesto de impaciencia. Fui a hablar con la paciente y me relató que uno de sus sobrinos pequeños había muerto de forma violenta. Luego de esto, se acerca el mismo funcionario y me dice "ya le traje el libro de benzodiacepinas, hágale la receta rápido". Le comenté la causa del estado emocional y la actitud del funcionario cambió a la compasión y la pena, además de cambiar su actitud frente al caso.
    Me pareció interesante como los documentos revisan el estigma de parte de los profesionales de salud con respecto a pacientes con enfermedades mentales, buscando definirlo, medirlo a través de indicadores y resolverlo.
    Con respecto a los indicadores, el del tiempo de espera en atención me parece crítico, no es extraño que los pacientes considerados "de salud mental" esperen más tiempo en los servicios de urgencia que un paciente no etiquetado. En mi experiencia podía ser que los pacientes de salud mental esperaban por un médico que tuviera el interés de atenderles , porque los demás simplemente los ignoraban y hasta lo comentaban con otros funcionarios de forma jocosa. Creo también importante evaluar las emociones que le generan este tipo de pacientes a los funcionarios que trabajan en servicios de urgencias, debido a que desde ahí podemos intervenir en estas emociones. También es importante evaluar el nivel de estrés de estos servicios, ya que muchas de las conductas se explican por las exigencias del medio en cuestión.
    Como posibles soluciones al tema, sería importante que al momento de contratar personal se explorara si en su experiencia personal y laboral ha debido relacionarse con pacientes con enfermedades mentales (el documento señalaba el contacto social con personas con patologías de salud mental era fundamental a la hora de cambio de actitudes), campañas de educación, pasantias en algún hogar residencial u otro dispositivo comunitario de salud mental si hay una influencia importante del estigma en un servicio y revisión de reclamos de este tipo con todo el equipo con espacios para la discusión.
    Finalmente, me gustaría agregar que es muy importante trabajar en los estigmas que uno mismo posee con respecto a las personas con patologías de salud mental, porque nadie está libre de la influencia cultural ejercida a través de tradiciones y de los medios de comunicación (TV, RRSS), además que esto afecta directamente a nuestros usuarios, debiendo además como profesionales de salud mental ser propositivos e influir en distintos equipos de trabajo.

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    1. Concuerdo mucho contigo en lo que planteas al final Guillermo, creo que es muy importante trabajar en los propios prejuicios. Si bien nos encontramos en este camino en favor de trabajar por los pacientes del área de salud mental, tenemos de igual forma muchas creencias y prejuicios propios de nuestra cultura, de los cuales muchas veces no somos conscientes. A pesar de que seamos muy cuidados en no caer nunca en actos de discriminación propiamente tal, de cierto modo pienso que podemos transmitir los prejuicios de igual forma a nuestros pacientes con nuestras expresiones corporales cuando los desconocemos.

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  16. La revisión de esta entrada me ha hecho ver que intentar desenmascarar el fenómeno social del estigma constituye una labor muy compleja. Partiendo por el hecho de que se trata de un fenómeno universal que probablemente desde un inicio cumple con una función defensiva para los grupos mayoritarios con el fin de poder identificar más fácilmente posibles amigos o enemigos. Como se refiere Goffman al termino de estigma “un atributo profundamente desacreditador”, creo que en la realidad de nuestros centros de salud esto se vive justamente de esa forma cuando nos referimos a los pacientes que padecen trastornos mentales.
    Como se destaca en uno de los resultados del estudio “Efectos de la experiencia clínica en las actitudes de estudiantes de enfermería hacia personas con discapacidad psiquiátrica” Ambos grupos estudiados presentaron en el pretest una actitud similar en relación con los pacientes con trastornos mentales. Lo anterior, si bien se correlaciona con la literatura en referencia al estigma basal que manejamos de forma cultural, me hace reflexionar sobre qué tan profundo están las raíces del estigma en nuestra sociedad y sobre qué tan conscientes/inconscientes somos de la forma en que lo practicamos.
    Complementando lo anterior, quisiera compartir una experiencia personal ocurrida durante mi internado en el Hospital Psiquiátrico de Concepción, el día en el cual tuve que entrar por primera vez a la zona de hospitalizados. Recuerdo el sentimiento de cierto temor y desprotección que me inundo por el hecho de entrar a un lugar donde encontraría a personas distintas, pensando además que no sabría como interactuar con ellas (probablemente no había un fundamento claro, pero si pude reconocer el sentimiento). Menciono este recuerdo porque tal como lo menciona el estudio que señale antes, mi visión, mis prejuicios y ese sentimiento que apareció inicialmente cambio completamente luego de terminar la rotación. Me surge entonces la pregunta ¿Qué tan efectivo puede llegar a ser contacto social con pacientes con trastornos mentales trata el estigma? Desde luego es una de las estrategias que se plantea en la literatura y me parece muy interesante poder revisar en el futuro las estrategias actuales en esta línea y como se podrían implementar nuevas iniciativas.
    Con respecto a como el estigma dificulta el acceso a los programas de atención, me gustaría mencionar la historia de una paciente del CESFAM donde trabajaba en Linares que estaba etiquetada por prácticamente todo el personal como una paciente conflictiva, policonsultante y con un trastorno mental no tratado. Esta situación alcanzaba tales niveles que había profesionales que se negaban a atenderla por sus patologías crónicas, yo personalmente conocía por medio del personal toda esta información antes de atenderla por primera vez. En resumen, la paciente luego de mucho conversar me manifestó que ella sabia que necesitaba ayuda psicológica, pero le daba mucho temor que la ingresaran al programa de salud mental porque ella sabia que no estaba “loca” y no quería que la gente la viera asistiendo a controles de salud mental. En este ejemplo, que a mi parecer es muy frecuente de ver en nuestro sistema, se puede apreciar gran parte de los conceptos principales que engloba el estigma y creo importante destacar que el estigma generados muchas veces por el personal de la salud puede llegar a ser muy determinante en la interiorización de este en nuestros pacientes.

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    1. Finalmente quisiera mencionar que, a pesar de que el peso histórico del estigma en las personas con trastornos mentales juega un papel clave que dificulta profundamente su abordaje, los profesionales de la salud tenemos la especial labor de trabajar en el proceso de desestigmatización, manteniendo la mirada en el enfoque comunitario, para que nuestros pacientes puedan optar a una mejor calidad de vida, sin esta carga que se suma a su enfermedad como algo, en algunos casos, igual o más deteriorante que la misma enfermedad.
      LOPEZ, Marcelino et al. La lucha contra el estigma y la discriminación en salud mental: Una estrategia compleja basada en la información disponible. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. [online]. 2008, vol.28, n.1 [citado 2020-06-20], pp.48-83. Disponible en: ISSN 2340-2733.
      Campo-Arias, Adalberto, Oviedo, Heidi Celina, & Herazo, Edwin. (2014). Estigma: barrera de acceso a servicios en salud mental. Revista Colombiana de Psiquiatría, 43(3), 162-167. https://dx.doi.org/10.1016/j.rcp.2014.07.001
      Efectos de la experiencia clínica en las actitudes de estudiantes de enfermería hacia las personas con discapacidad psiquiátrica, de Lorena Parra López, Néstor Ortiz Rebolledo y Claudia Moya Ahumada. Cienc. enferm. vol.23 no.3. http://dx.doi.org/10.4067/S0717-95532017000300125

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  17. Anastassia Gallardo20 de junio de 2020, 18:06

    Me parece muy interesante que el tema de esta semana sea la “estigmatización de las enfermedades mentales”, pues es algo tan frecuente hasta en la práctica clínica.
    Lo más interesante del estigma me parece que es este proceso de “internalización del estigma” que genera creencias de desvalorización de los propios pacientes hacia ellos mismo disminuyendo su calidad de vida y evitando así el contacto social como mecanismo de protección.
    Pienso que es muy frecuente que un paciente sobretodo en esta especialidad piense en su diagnóstico como parte de su identidad, como una “etiqueta” y que posteriormente su vida gire en torno a esta enfermedad, y así mismo sientan que esta controla su vida ,cambiando su estilo de vida por esta, de ahí que la internalización del estigma además sea tan frecuente y resulte muy nocivo , me parecen interesante las medidas que se proponen para evitarlas como seria los “programas de empoderamiento personal” y que además sean la mejor medida para disminuir el estigma.
    El concepto de peligrosidad ligado a la enfermedad mental aún existe, el concepto de encerrarlos para proteger a la sociedad que es una forma muy arcaica de pensar sigue existiendo lamentablemente y es productos de la falta de información y también de la exageración que dan los medios de comunicación.
    Personalmente agradezco que en mi universidad en el internado de psiquiatría una de las actividades evaluadas consistía en compartir con un hogar protegido de pacientes con diagnóstico de EQZ y realizar actividades dirigidas a estos pacientes, ya sea baile entretenido, juegos, plantar verduras, etc. A varios de los futuros médicos les sirvió para dejar de lado muchos prejuicios sobre estos pacientes, sobre todo el de la peligrosidad . Personalmente aprendí mucho de estos pacientes del hogar protegido y guardo lindos recuerdos de ellos, aún recuerdo lo emocionados que se ponían cuando los iban a visitar, y ahora que leo estos textos me pregunto si era parte de la estrategia de mis docentes para evitar el estigma a través del contacto social.
    Conocer sus historias , su lucha diaria con la angustia que les producía su enfermedad, la resiliencia que tuvieron a sobreponerse a eventos traumáticos producidos por esta , y como trataban que su enfermedad no los definiera me motivo a elegir esta especialidad, y creer que se puede cambiar la visión y las creencias negativas que la sociedad impone.

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    1. Anastassia, es tan cierto lo que dice el texto y tu con la experiencia que nos compartes reafirmas, de que el hecho de compartir con un grupo humano a un nivel tan íntimo, conociendo sus temores, sus esperanzas, sus historias, podamos enriquecernos también a partir de ello, y así limpiarnos de tantos prejuicios que nos inundan cuando no conocemos la realidad por nuestros propios medios.

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  18. En relación a los textos leídos, sobre la estigmatización, fenómeno complejo en nuestra sociedad como también se presenta en el ambiente médico, y en mayor medida en el área psiquiátrica, por tanto nos toca convivir frecuentemente con ello, no nos debe ser ajeno. Se describe que la estigmatización ocurre principalmente sobre diversos grupos minoritario de nuestra sociedad, y de forma particular sobre pacientes que padecen algún trastorno psiquiátrico. Erving Goffman utiliza el término estigma para referirse a un «atributo profundamente desacreditador», es decir una característica que ocasiona en quien la posee un amplio descrédito o desvalorización, como resultado que dicha característica o rasgo se relaciona en la conciencia social con un estereotipo negativo hacia la persona que lo posee. Este concepto universal, se desarrolla dentro de una sociedad desigual, donde algunos piensan poseer mayores derechos, beneficios y créditos que otros, surgiendo interacciones dañinas dentro de un grupo social, siendo aceptada y normalizada tanto por quien las emite como por quien las acepta y las aprueba; me parece sumamente interesante el análisis funcional y la relación que tiene con los valores de una sociedad neoliberal, con el rechazo que se produce ante estas minorías, la aparición de situaciones de asimetrías de poder, la función defensiva que cumple de grupos mayoritarios, y ayudando a identificar grupos de amigos y enemigos probables, etc La estigmatización se presenta como fenómeno complejo y multidimensional en relación a los distintos componentes que surgen en la interacción, estos se presentan como 3 aspectos que se refuerzan entre sí: el emocional, cognitivo y conductual; surgiendo los estereotipos, que condicionan la valoración de características propias de las personas estigmatizada; los prejuicios, como predisposición emocional negativa hacia estas personas estigmatizadas; la discriminación, por medio de conductas y acciones negativas hacía algunos individuos, por tener algún rasgo distintivo en una sociedad. Análisis que me lleva a entender mejor este fenómeno desde la psicología social.

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    1. Cuando hace referencia a minorías hablamos de grupos que presentan cierto rasgo o característica, que se considera negativos, sin necesariamente serlo, entre ellos me vienen al recuerdo temáticas como la lucha de los derechos civiles en EEUU, y recuerdo la temática de la película “El mayordomo de la casa blanca” donde aparecen los conceptos de autoestigmatización y el movimiento de protesta que forma parte el hijo del mayordomo, grupo revolucionario llamado “panteras negras” que luego llevan a cabo las intervenciones de contacto y de interacción social, que son muy mal toleradas por los blancos, hasta ser escuchados por los actores políticos de la época.
      Y llevándolo a nuestra realidad en atención en salud mental, en nuestro país nos toca de cerca, por el sufrimiento agregado que implica padecer alguna enfermedad de salud mental, por los prejuicios y discriminación en distintos ámbitos, como el social, habitacional, escolar, laboral que repercuten en la falta de inclusión en la comunidad, y en aislamiento de estos grupos. En mi practica médica me tocó vivir el cómo se referían los mismos funcionarios de salud, sobre estos pacientes de forma despectiva, e incluso es posible escucharlo en algunos colegas médicos de otras especialidades, evitando atenderlos e incluso cediendo su atención a los internos, y en relación a los pacientes de salud mental, evitaban la sala de espera de ésta, esperando en otras áreas contiguas del cesfam, para evitar que los otros pacientes se enteraran de que asistía por atención psicológica, y sin ir más lejos, en psiquiatría infantil, un paciente de 10 años me comenta que en el colegio lo molestan por tomar fármaco para TDAH, expresandole “que tiene que tomar remedio para no ser tontito”, así varias situaciones preocupantes en torno a este tema. Que me llevan a reflexionar en lo dañino que es la estigmatización y que está fuertemente arraigada en nuestra comunidad, desde pequeños es posible visualizar distintos tipos de estas actitudes, que son transmitidas desde los mismos padres. Nos queda harto trabajo por delante, aportar en educación, concientizar y luchar por las minorías, es aportar con un grano de arena a este inmenso cambio que debemos aspirar como sociedad.

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  19. Posterior a las lecturas mi preocupacion se centra irremediablemente en las medidas concretas para abordar la problematica del estigma en las personas con problemas de salud mental, y mas preciso aun, de aquellas medidas que nos competen como trabajadores del area de psiquiatria. Especial mencion merece el ilustrativo esquema de la publicacion "La lucha contra el estigma y la discriminacion en salud mental. Una estrategia compleja basada en la informacion disponible." en su pagina 69. De este se desprende que algunas estrategias recomendables que provienen directamente desde los dispositivos de salud, o de sus entes administrativos, son la necesidad de hacer un uso razonable de los diagnosticos; la atencion integrada de los sistemas generales; una atencion sanitaria efectiva y la desaparicion de hospitales psiquiatricos. Todos los otros tipos de intervencion del esquema son suceptibles de ser abordados desde salud, pero su amplitud excede las capacidades de cualquier actor social que las intente comprender en su totalidad.

    Puntualizando respecto a las intervenciones sugeridas desde el sector salud, es inevitable recordar mi periodo de trabajo en atencion primaria, desde el rol de medico referente en programa de salud mental como probablemente tambien le toco al resto de los compañeros. Desde este punto de vista hago mis observaciones.

    Al referirnos a la intervencion del uso razonable de diagnosticos, hay que destacar que la gran mayoria de los diagnosticos que se realizan en salud mental y psiquiatria seran realizados por medicos generales, cuya formacion esta escasamente enfocada a la pesquisa de trastornos de salud mental del perfil de aquellos que con mayor frecuencia se observan en atencion primaria. Tambien recordar que la formacion es hospitalo-centrica, en servicios de psiquiatria, y las referencias bibliograficas alcanzan a dar una pincelada de psicopatologia al medico general, apenas suficiente para hacerse de un manojo de diagnosticos de los manuales DSM y, ojala, de las guias GES. Esto tiene el riesgo de derivar en un alto porcentaje de diagnosticos erroneos, derivaciones inoportunas, y la entrega de un mensaje contundente al paciente, ya sea patologizando procesos normativos, o normalizando conductas o estados perjudiciales. La idea detras de esta problematica, que contribuye a los estigmas, es que la desinformacion que cargamos como prestadores de atencion de salud mental es el inicio de una conceptualizacion riesgosa para la experiencia y calidad de vida de los usuarios. Esto tambien compromete la posibilidad de hacer una atencion de salud efectiva, donde ademas enfatizamos el valor de proteger el acceso a la atencion, asi como su resolutividad. Aqui cabe preguntarse ¿cuantas de las altas de un programa de salud mental son por mejoria clinica, versus falta de continuidad de las atenciones? ¿Por que el seguimiento en estos programas no es una tarea de todo el centro de salud, como ocurre en el programa de salud cardiovascular?

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    1. Asoma así el fantasma de las "metas" en atencion primaria, y su poder para encausar el trabajo anual del equipo de salud en la consecucion de objetivos muy bien perfilados a la prevencion de problemas de salud predominantemente biomedicos. No dejo de cuestionarme por qué, si es sabido que los problema de salud mental son una de las causas mas importantes de generacion de costos, y mas aun, que las neurosis y depresiones tienen un buen pronostico de recuperabilidad si son efectivamente abordados, por qué no se ha incorporado aun metas sanitarias dirigidas a medir la mejoria clinica de los pacientes en programas de salud mental. Tirando aún mas lejos el tejo: por qué no hay metas que consideren el seguimiento de aquellos pacientes con trastornos psiquiatricos cronicos (por ejemplo, la realizacion de control cardiovascular en pacientes EQZ).

      Sin duda los recursos limitados obligan a priorizar en la atencion, pero vale preguntarse e instalar el debate, para que los argumentos que dejan en un segundo plano a los pacientes con problemas de salud mental dejen ver su verdadera naturaleza, y cuanto de ésta está teñida por los estigmas.

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    2. Aníbal.
      Tu reflexión me parece excelente.
      La situación de la salud mental y la psiquiatría, en "el mundo verdadero", el de las acciones y no el de las declaraciones, es claramente marginal. Lo que ocurre no es lo que debería ocurrir. Desde la misma formulación de diagnósticos medicalizados, la disociación enfermedad del cuerpo/enfermedad de la mente, hasta como se proveen o no proveen las acciones de salud en la atención primaria ( influidas por las metas, los indicadores, los financiamientos), se enhebran prácticas criticables y perversas.
      La cuenta la pagan las personas, y los más vulnerable más pagan en proporción.

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  21. Las lecturas de esta quincena me parecieron muy interesantes, y con muchas aristas que son difíciles de abordar en un sólo comentario, por lo que voy a seleccionar algunas de las que me hicieron más sentido:

    Quisiera empezar por destacar especialmente la publicación “La lucha contra el estigma y la discriminación en salud mental. Una estrategia compleja basada en la información disponible”, dado que hace una descripción y análisis del estigma en general, es decir, no solo considera las patologías psiquiátricas, sino que también, incluye a los “otros grupos objeto de estigma y discriminación: mujeres, minorías étnicas, personas con orientaciones sexuales diversas”, a lo que podría agregar inmigrantes (y peor, si su piel es negra), personas que se encuentran en la cárcel, pacientes con patologías como VIH, etc.
    Creo que esto también cobra relevancia en nuestra práctica clínica, ya que como hemos hablado muchas veces, debemos concebir a nuestros pacientes como seres biopsicosociales, personas que no solo tienen una patología mental, sino que además pueden ser estigmatizados por muchas otras de las condiciones nombradas anteriormente, que se pueden ir sumando y por ende, agregando más sufrimiento del que ya tienen, o incluso, pueden ser causa de algunas patologías mentales, por lo que debemos estar muy atentos a estos factores.

    También en las lecturas aparece el papel que (lamentablemente) tuvieron los psiquiatras en la historia de la marginación (modelo asilar) y en el proceso de formación del estigma que existe hacia los pacientes con patología mental.
    Estando en el siglo XXI y considerando el conocimiento de los movimientos reivindicativos que hemos discutido en sesiones anteriores, podríamos pensar ingenuamente que el estigma es un tema ajeno al personal sanitario, pero la bibliografía nos muestra que no es así, y que incluso aparece en quiénes se dedican específicamente al campo de la salud mental.
    Lo anterior nos obliga a mirarnos a nosotros mismos, cuestionarnos, y no creer que estamos “por encima” de estas prácticas, buscando la existencia de nuestros propios prejuicios, ya que sólo si logramos reconocerlos, podremos trabajar sobre ellos, y así, evitar contribuir (aunque sea de forma inconsciente) al estigma que sufren nuestros pacientes.

    Por último, no quisiera dejar de mencionar el concepto de “discriminación estructural”, que “se refleja en políticas públicas, leyes y otras disposiciones prácticas de la vida social, sobre la base de las actitudes prevalentes y que, de forma más o menos intencionada o explícita, juega un importante papel, tanto por sus repercusiones directas sobre las personas estigmatizadas como por su refuerzo general al proceso”, el cual creo que se evidencia incluso en medio de la enorme crisis sanitaria, económica y social que estamos viviendo, por ejemplo, en el hecho de que una de las medidas importantes que se han planteado para evitar el aumento de contagios (y sus consecuencias) es la implementación de residencias sanitarias, las que tienen como criterios de exclusión, el ser pacientes en condición de calle, descompensados de su comorbilidad o con patología psiquiátrica.

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    1. Me parece muy importante lo que mencionas sobre la necesidad de hacernos conscientes de nuestras propias barreras y prejuicios, y no creer que estamos "por encima de ello", ya que muchas veces al estar tan profundamente enraizados no somos capaces de reconocerlos, y simplemente los aceptamos como verdades.

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  22. Estigma y discriminación en salud mental
    Tras las lecturas de los textos de esta quincena, solo me queda la sensación compartida por muchos compañeros, acerca esa inquietud o "anhelo" por lograr intervenciones efectivas para contribuir aunque sea mínimamente a atenuar esa tan profunda "huella o cicatriz" que genera la discriminación y estigma hacia todo lo que significa salud mental.
    Si bien toda enfermedad es experimentada con dolor por el paciente y su familia, las patologías de salud mental como bien lo expone M. López en su texto, experimentan dos problemas: "los derivados directamente de su enfermedad o trastorno, que suelen ser, pese a su gravedad, episódicos o intermitentes y susceptibles de intervenciones de efectividad creciente, y los relacionados con el estigma, que, paradójicamente, suelen ser más permanentes y constantes, además de refractarios a la intervención".
    Esto último no deja de ser doloroso, porque expone que el estigma tiene efectos aún más difíciles de tratar que la misma enfermedad, pues bien, resulta evidente entonces generar cambios en este punto, ardua labor. Ardua labor porque sin ir más lejos y como antes mencionaba, la discriminación en salud mental es transversal y afecta a cada "elemento" que lo compone, puedo mencionar diversos ejemplos en que pacientes o sus familias han sido discriminados, pero quisiera rememorar todas las veces en que muchos compañeros y profesores me discriminaron por el hecho de mencionar mi interés por la especialidad y todos los desafortunados comentarios en relación a lo mismo. Retomo entonces la idea de los "cambios para terminar con el estigma en salud mental", claramente deben incluir a toda la población, incluso a colegas de otras especialidades que junto con discriminar a nuestros pacientes, nos discriminan también a nosotros, o sea, es evidente que el factor de cambio radica en la educación y "re-educación" acerca lo que la salud mental significa, está bien plantear políticas de inclusión y hacer efectivas garantías de no discriminación, pero estas son solo "medidas parche", como también lo son las estadísticas o las famosas metas en APS, que traducen nada más que un número, no calidad, no el factor de cambio tan necesario para nosotros y principalmente para nuestros pacientes. Anhelo que tras esta pandemia se logren cambios en esta arista, la tan abandonada, discriminada y estigmatizada salud mental.

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  23. Los trastornos de salud mental son altamente prevalentes y los factores sociales y culturales influyen poderosamente en su evolución y en las probabilidades de recuperación. El estigma hacia las personas que padecen trastornos mentales provoca consecuencias negativas en los pacientes y personas que los rodean y tal como señala en su texto Mascayano et als, constituyen la principal barrera para lograr su plena inclusión social. Me parece interesante como plantea en el inicio del texto los 2 problemas a los que se ven enfrentados las personas afectadas por trastornos mentales graves: los derivados de su propia enfermedad que suele ser susceptible a intervenciones y en los que se ha puesto el mayor énfasis en las investigaciones y planes de intervención; y los relacionados con el estigma que suelen ser más permanentes y constantes, y que sin embargo han sido poco investigados y con propuestas de intervenciones menos exploradas y más deficientes.
    Me interesa resaltar algunos puntos tratados en el texto relacionados directamente con lo que se vive día a día. La etiqueta de «enfermo o enferma mental» genera opiniones y sentimientos tanto para el “etiquetado” como para los que lo rodean. Muchas veces los pacientes llegan a la atención y ellos mismos refieren “es que yo soy bipolar o soy esquizofrenico” por eso soy así, y en su discurso basan sus acciones en el diagnóstico, muchas veces reforzando la desvalorización y el rechazo. La autoestigmatización conduce a una real desmoralización, con sentimientos de vergüenza y disminución de la autoestima, disminuyendo la petición de ayuda, favoreciendo el aislamiento social y en consecuencia disminuyendo la calidad de vida de los propios pacientes y de quienes lo rodean. En las estrategias de la lucha contra el estigma, quisiera destacar la del contacto y la interacción social y me hace mucho sentido al relacionarla con el paper "Stigma and psychiatric care in Latin America: its inclusion on the universal health coverage agenda" donde se destaca el promover la inclusión de los pacientes de salud mental en la rutina diaria de los centros de salud comunitarios donde tendrían la oportunidad de interactuar con otros pacientes y usuarios de los centros de salud; en este aspecto creo que los centros de salud familiar han ido avanzando y tuve la oportunidad de ver este progreso en el lugar en el que trabaje, donde en los últimos años nuestra agenda estaba basada en un modelo de atención integral y en los talleres “recreativos” se incluían a todos los pacientes logrando un acercamiento tanto entre pacientes como con el personal de salud.
    Debemos poner énfasis en que los usuarios y familiares sean más que receptores pasivos de los servicios de salud y lograr que sean participantes activos. Esto requiere de nuestro compromiso con el modelo comunitario no solo de palabras, sino que ponerlo en práctica.

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  24. Se define estigma como a un conjunto de actitudes, habitualmente negativas, que un grupo social mantiene con otros grupos minoritarios en virtud de que estos presentan algún tipo de rasgo diferencial o «marca» que permite identificarlos. (López et al. en La lucha contra el estigma y la discriminación en salud mental)
    La discriminación es sin duda, para la mayoría de nosotros, sino todos, una problemática que hemos visto materializada en múltiples formas y en diversas áreas de la convivencia social. Pero más intensamente aún creo que nos llega cuando lo vemos en nuestro propio lugar de trabajo, donde se supone que hemos sido llamados a ayudar, a ofrecer nuestros conocimientos en pos de ayuda al prójimo. Resulta aún más impactante cuando en este contexto ocurren situaciones de abuso de poder y malos tratos hacia el que evidentemente está en una posición más vulnerable, solicitando ayuda. Muchas veces me tocó ser testigo de esto, sobre todo en población haitiana, como se refiere en el texto “La estigmatización y el acceso a la atención de salud en América Latina” cuando además de la condición de ser portador de un problema de salud mental, se suma otro condicionante, que en este caso sería incluso más de uno, de los ahí referidos, en general una vulnerabilidad social asociada a pobreza, desempleo y desconocimiento del idioma. En este caso ocurre también una discriminación por parte de los otros usuarios del sistema de salud, quienes se sienten con mayor derecho de acceso a atención, generando animadversión que se puede palpar incluso en las salas de espera. El rechazo social, como es referido en el texto sobre “Estigma hacia los trastornos mentales”, funciona como un perpetuador de la obstaculización en el acceso a salud de este sector de pacientes, quienes muchas veces desisten o rechazan la atención psiquiátrica por temor a ser “rotulados” de ciertas maneras que afecten su valoración social.
    En este caldo de cultivo nace la peor de las formas de estigmatización, que representa justamente la autoestigmatización, en la cual el individuo internaliza las visiones y acciones negativas de las cuales ha sido objeto, y las hace suyas. De esta forma, como es mencionado en el texto “La lucha contra el estigma y la discriminación en salud mental”, los pacientes portadores de algún problema de salud mental se sienten desmoralizados, desacreditados y, por lo tanto, se les dificulta la petición de ayuda.
    A manera de conclusión, me parece en sumo útil e interesante el modelo en tres etapas que se propone en las estrategias del texto de Cecilia Acuña y Mónica Bolis, ya que como he expuesto, creo que nuestra sociedad no está suficientemente preparada ni educada para lograr un cambio sustancial, sin embargo, espero que estemos en vías de desarrollo de una visión más que integradora, inclusiva respecto a todos los grupos que conforman nuestra comunidad, especialmente respecto a los “eternos marginados”.

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  25. Comentario de VALERIA DEGIACOMI:

    Despues de los articulos leidos con respecto al tema de estigma en los pacientes con patologia en salud mental ¿Qué decir ante todo esto tal cruel pero a la vez tal crudamente real?
    En America Latina se ha determinado que los trastornos mentales son altamente prevalentes y representan una significativa carga para quienes los padecen. Estas personas deben lidiar a diario con otras personas o con instituciones, con barreras y obstaculos sociales. Simple, deben lidiar con lo que llamamos “estigma”.
    Y ¿ Por que llamamos estigma?, tan solo por ser diferentes, distintos, por tener otra condicion. Todos los individuos somos diferentes y no por ello debemos ser estigmatizados ni por la sociedad ni por nadie y todos deberiamos tener los mismos derechos.
    Sin embargo, con respecto a las personas que padecen alguna enfermedad relacionada a la salud mental es incluso tan grande ese estigma que es frecuente que tengan una baja autoestima, una menor calidad de vida, una baja adherencia a sus tratamientos y una reduccion en sus redes sociales. A su vez, muchas veces no pueden acceder a espacios laborales, educacionales ni tampoco tener amistades o pareja.
    Todos como profesionales de la salud en algun momento de nuestras vidas hemos evidenciado este estigma. Desde mi experiencia en diversos hospitales generales podria decir que muchas veces el paciente psiquiatrico es mirado en menos y tratado diferente y hasta muchas veces incluso tambien he visto la estigmatizacion hacia sus familiares e incluso hacia colegas que nos interesamos por temas relacionados con la salud mental.
    Mi pregunta es ¿hasta cuando tendremos que continuar permitiendo esto, quien deberia darnos una solucion, como cambiar la mente de una sociedad que historicamente ha estigmatizado al paciente psiquiatrico?


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    Respuestas
    1. Continuación:
      Que medidas tomar para intentar combatir este proceso de estigmatizacion?
      Es realmente necesario el apoyo de los medios de comunicación para lograr un cambio de perspectiva y concientizar a la sociedad.
      La formación biomédica debe ir acompañada por un sentido ético y moral de la profesión, en la cual prime la empatía por el prójimo y la eliminación del prejuicio que todos hemos tenido en cierto punto, acercarse un poco a las diferentes instancias en donde nuestros pacientes muestran “más que su diagnóstico”, personificar al enfermo.
      La intervención comunitaria específica para el paciente, para su familia y entorno son importantes para disminuir la propia estigmatización de este grupo, desde una perspectiva de psicoeducacional, al igual que demostrar que existe posibilidad de inserción social y familiar.
      Evaluar estrategias que permitan la inserción laboral sensibilizando y alejando de sus prejuicios a aquellos que pueden contratar, quizás como implementacion de alguna politica publica.
      Tambien habria que dejar en claro que se tendria que dejar atrás mitos como que estas personas e tratan de disrruptivas, asociadas siempre a la violencia, a la delincuencia, al comportamiento imprevisible y a que la enfermedad mental esta relacionada al retraso mental. Todo esto lleva a generar en la mente del comun de la sociedad la idea de que una persona con enfermedad mental no puede aportar en absoluto al creciiento economico ni social.
      A su vez la anterior valoracion negativa ya descrita las situa en el ultimo lugar en la escala de prioridades a la hora de atender sus necesidades de salud.
      Creo que los gobiernos debieran tomar cartas en el asunto al respecto, pero para variar y mas en los tiempos que corren hoy en dia; la inversion economica en personas que desde ya se piensa que no son productivas es relegada, al igual que lo ha sido siempre.
      Quisiera creer que alguna vez esto pudiera cambiar y estas personas ya no sean estigmatizadas. Que logremos juntos construir un mundo mas equitativo desde todo punto de vista y donde se aprenda a valorar que todos los seres humanos somos diferentes y no por eso no podemos aportar en algo. Quiza el aporte de las personas con problemas de salud mental pudiese ser distinto pero no por eso dejara de ser menos importante ni valioso que el de otros.

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